Camino a un año de pandemia, y numerosas restricciones habidas y por haber, la única salida libre que nos queda, por ahora, es la lectura. El que humildemente escribe estas líneas se ha enfrascado estos días en la lectura de la nueva novela de un autor ya por todos conocido, José Manjón.
Si su última novela, Zona Roja, nos trasladaba al Madrid republicano de comienzos de la Guerra Civil, La escarapela blanca hace que nos transportemos a mediados del siglo XVIII para, de primera mano, vivir uno de los acontecimientos más importantes de entonces: la Guerra de Sucesión austriaca.
También conocida como Guerra de la Pragmática Sanción o Guerra del rey Jorge, fue un conflicto bélico que, iniciado en 1740, involucró a la mayoría de las potencias europeas sobre la cuestión del derecho de sucesión al trono austriaco.
En este contexto se desenvuelve una novela llena de aventuras, sospechas, traiciones y desdichas donde tu imaginación te trasforma en uno más de los aguerridos hombres que formaron la Brigada Irlandesa, soldados con la patria por bandera que iban allá donde se los requiriese con una única misión: defender lo que consideraban justo. En el caso que nos ocupa, la legitimidad de Jacobo III en el trono de Inglaterra, Escocia e Irlanda y su religión, el catolicismo.
Ya sea en los Países Bajos, en Escocia o en Inglaterra, el lector, metiéndose en la piel de sus protagonistas, será consciente de cómo era la vida de aquellos soldados, desde la trinchera hasta las tiendas de oficiales, pues, como bien recogen las líneas de la obra, y al igual que en la vida, el ejército es un 95% de logística y rutina, un 4% de fuego y un 1 % de imaginación. El buen hacer rutinario nos lo pone el autor con una prosa fantásticamente adaptada a los acontecimientos narrados, mientras que la trama repleta de andanzas y riesgos nos la encontraremos conforme vayamos devorando páginas, en tanto qa la imaginación deberá ponerla el lector para disfrutar a su antojo de una novela cien por cien recomendable.
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