Son estos pensamientos continuación de los que aparecen en mi libro del mismo título, Contra miedo y marea, publicado por Ediciones Áltera en 2016:
En las hoy llamadas sociedades libres se da libertad a los instintos para encarcelar el espíritu.
Camino recorrido hasta llegar a la actual pedagogía: educar, instruir, adoctrinar, cretinizar.
El individuo les importa a las democracias lo mismo que a las estadísticas.
La Revolución francesa proclamó la igualdad cortando cabezas, la fraternidad con los linchamientos y la libertad convirtiendo al pueblo en turba.
Quienes más interesados están en convencernos de que existe la libertad de expresión son los que han metido a la verdad en la cárcel.
Hoy día se llama progreso a lo que más se aleja de los pilares sin los que jamás podría sustentarse.
En esta época de pensamiento dirigido el pensador auténtico es un francotirador.
Nuestro inducido complejo de culpa por una Historia tergiversada nos está convirtiendo en cómplices de los canallas.
La fealdad es hoy día aún más fea por el uso envilecedor que se hace de ella.
El mundo actual ha declarado anticuado todo aquello que le viene grande.
Los más valientes son los que se atreven a vivir con la verdad y su peligro.
Europa es, en apariencia, una dama opulenta, adornada de joyas y cubierta de cosméticos que ocultan, aunque cada vez con menos eficacia, el virus de decrepitud que corroe su esqueleto.