No es infrecuente oír la palabra «medieval» para designar algo primitivo, irracional, fanático, incluso cruel. Bien sabemos que a los tiempos medievales se les ha venido llamando Dark Ages, «edades oscuras». Testigo es esto de que, en demasiadas ocasiones, la escritura de la historia dista mucho de parecerse a la búsqueda de la verdad. Y, sin embargo, si queremos conocer algo de nuestro pasado, no se trata sólo de aprender de la historia (indagando en la historiografía con ojo crítico, desde luego), sino de algo mucho más sencillo e inmediato: de abrir los ojos.
La denostada Edad Media
La luz de la Edad Media tiene la facultad de seguir iluminando con intensidad asombrosa a cualquier espíritu que no esté cegado por las barreras arbitrarias de los falseamientos.
No es infrecuente oír la palabra «medieval» para designar algo primitivo, irracional, fanático, incluso cruel. Bien sabemos que a los tiempos medievales se les ha venido llamando Dark Ages, «edades oscuras». Testigo es esto de que, en demasiadas ocasiones, la escritura de la historia dista mucho de parecerse a la búsqueda de la verdad. Y, sin embargo, si queremos conocer algo de nuestro pasado, no se trata sólo de aprender de la historia (indagando en la historiografía con ojo crítico, desde luego), sino de algo mucho más sencillo e inmediato: de abrir los ojos.
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