Estimat Avi Josep:
Perdoneu, d’entrada, que tingui els sants collons d’anomenar–vos avi, car… Uy, perdón. Corto y cambio: perdón, de entrada, por tener los santos cojones de llamaros abuelo, ya que… Cualquier día salta la liebre en el pesebre menos pensado (mi abuela Maria fue de armas tomar en más de un sentido…), pero yo no voy a ponerme aquí y ahora a pedir exhumaciones macabras como las del pobre Dalí. Básteme con ponerme a la cola de la breve, apasionada lista negra de vuestros herederos. ¿Por qué digo breve, por qué digo apasionada y por qué digo negra? Porque un buen día descubrí que todos los prosistas catalanes mínima o lejanamente excelentes, todos los que pensaban y/o escribían algo digno de ser recordado (que no son demasiados…), descaradamente se os parecían. Por no decir que a cara de perro os imitaban.
Con la tranquilidad encima de que era un plagio muy difícil de detectar: primero, porque en ninguna parte lee ya casi nadie; segundo, porque en Cataluña todavía menos –mucha inmersión lingüística y cero natación cultural, desde hace la tira de tiempo…–, tercero porque incluso entre los cuatro parias felices que todavía resistimos con la nariz hundida entre libros, bueno, pues ya había agentes de Matrix más que suficientes empleándose a fondo para que a vos NO os pudiéramos leer nunca. Quien esto firma (la vostra néta del cor i de la tramuntana…) ha pasado por todas las fases de una educación catalana ¿normal? sin oír jamás mentar vuestro nombre. Sin que en ningún temario entrara jamás un libro vuestro.
¿Adoctrinamiento, dicen? Sí, pero no es de ahora, ni lo empezaron los que parece. Ya conocéis este país: aquí adoctrina tot Déu. Me encanta esta frase que encuentro en vuestra tronchante –lo siento: lo tronchante no sois vos, es la Historia– Madrid. L’adveniment de la República, cuando contáis en vivo y en directo pues eso, el chupinazo republicano el año 1931 en Madrid. Vuestra aguda, insobornable lucidez de payés paseándose arriba y abajo de la calle de Alcalá y aledaños y tomando nota de todo. Extracto aquí (traduciendo como quien apuñala a la madre, ay…) algunas frases particularmente sugerentes:
“Se empiezan a oír las primeras notas de La Marsellesa. Luego constato que un grupo de ciudadanos se arranca con el Himno de Riego. El pueblo desconoce una y otra canción. Desafinan.”
“Los gritos de viva y de abajo son innumerables. Todo alcanza un aire muy logrado de verbena, un aire de euforia directa y desmadrada, sólo que se trata de una verbena política.”
“Ha habido cretino que ha escrito en los periódicos que todo el mundo vale para la política.”
“En esto, como en todo, los catalanes no hacemos otra cosa que servir a la anarquía, ¡como si no fuésemos espontáneamente lo bastante anarquistas e indisciplinados! Y cuando no servimos a la anarquía, servimos a la mediocridad.”
“No hay nada peor en política que las cristalizaciones mentales. Durante estos últimos meses, los políticos que han intervenido en la gobernación del Estado se han movido como si existiera una fuerza superior capaz de enmendar los errores de su frivolidad. Como esta fuerza no existía, todo se les ha ido de las manos.”
“El senyor Macià ha llegado a Madrid para entregar el Estatut de Cataluña. En Atocha fue recibido por unos centenares de sindicalistas y unas docenas de catalanes. La prensa ha estado muy correcta. Madrid no ha salido de su indiferencia habitual. Erraban los que esperaban ver cosas catastróficas.”
Etcétera. Os decía, Avi Josep, que en Cataluña era y es perfectamente posible llegar a persona educada, incluso a persona intelectual, sin haber puesto los ojos jamás en un libro vuestro. Por dentro, quiero decir. Lo bueno, o lo malo, es que esta tendencia empezó mucho antes de que los dichosos indepes se hicieran con las llaves de la comunicación y de la educación. Como vos sabéis perfectamente, se puede gobernar largo tiempo, incluso con mayoría absoluta y con malos modos (véase Jordi Pujol) sin ser capaz de controlar decentemente ni un solo periódico, ni siquiera la tele o la radio públicas. No digamos la educación. Todo esto estaba en Cataluña en manos de quien ha estado siempre: de la izquierda, dels sociates, por aquel entonces urbanitas desdeñosísimos de todo el countryside catalán que empezaba más allá del Cinturón Rojo. El de asteroides no. ¡Cuánto me gustaría, Avi, que nos sentáramos juntos tú y yo (¿te puedo tutear por fin?) a leer a Isaac Asimov! ¡Y hasta la traducción de Anna Karenina al catalán hecha por Andreu Nin! Te acuerdas de Andreu Nin, ¿verdad? ¿De aquellas paellas horribles que te daba de comer en Rusia? Con todo, no se merecía ese tétrico final…
Volviendo al tema: fueron ellos, los progres, los que entonces miraban mal a cualquiera que leyera o escribiera en catalán, los que de un sórdido plumazo ferocísimo apartaban de los temarios escolares y del mismo concepto de cultura general a cualquier autor que no les gustara. Así hubo que tragarse por ejemplo curso tras curso, truño tras truño de Manel de Pedrolo primero y de Sergi Pàmies después, mientras a ti ni se te mencionaba, a Baltasar Porcel le ponían venenosamente a caldo y a duras penas se salvaba Mercè Rodoreda, mayormente por ser mujer y por dar tanta pena todo todito lo que narraba que sólo por eso se la podía considerar de izquierdas…
Luego estaban los catalanes que escribían en castellano, mimados en general como okupas en el Berlín Occidental antes de caerse el Muro. Tan mimados estaban que a veces no se notaba (o no se quería notar) lo epidérmicos y hasta flojos que eran la mayoría, quitando a Juan Marsé, a Gil de Biedma, a los hermanos Moix (bastante mejores intelectuales que escritores ambos), Mendoza, Vila–Matas, Ana María Matute, algún Goytisolo (que tampoco todos) y poco más. Ojo, que cuando digo mimados digo pues eso, culturalmente malcriados y consentidos, pero jamás de los jamases aceptados como parte del meollo del tuétano de la médula de la cosa. Nuestros divinos han vivido y han escrito siempre en una especie de elegante limbo que ahora, encima, no existe, porque claro, tierra quemada y a córrer. Cap a on? ¿Hacia Tabarnia?
Cuando pienso que tú, Avi Josep, te has visto en un ostracismo cultural que ni el del abuelo de Heidi, mayormente por despreciarles y detestarles a todos ellos, a todos estos inútiles, empezando por Pujol… Dicen ahora que con la bestial y brutal pueblerinización de Cataluña entera, Tabarnia es la última esperanza porque reivindica la pretendida complejidad y vivacidad de lo urbano. Porque pretende hacernos, si no ciudadanos del mundo, por lo menos ciudadanos presentables de nuestra propia casa. Animales cívicos que no dé vergüenza sacar a pasear.
Ya me gustaría, Avi, ya me gustaría… Yo de pequeña también me pirraba por irme a vivir cuanto antes a Barcelona, que a mis infantiles ojos también era la ciudad de los prodigios. Efímero fue mi candor. Al poco tiempo de correr por allí ya retumbaban en mi cabeza, con la potencia de máximas de Confucio, las demoledoras ironías de mi abuela sobre els pets bufats de Can Fanga (los pedos huecos de Can Fanga, ya sabes, el apelativo que desde la majestad de las masías se aplica a esa Barcelona revuelta, brutal y pretenciosa que al final…, pues oye…
Yo diría que lo que ha sucedido de verdad, y lo que más peligro tiene, es que es justo al revés de lo que nos temíamos: no es que el campo haya embrutecido la ciudad. Es que lo peor y más fútil más arribista de la ciudad ha atontado el campo, despojándole de su antigua nobleza y de su instinto. De su capacidad de no tragar con el reblandecimiento progre de la realidad, con la propaganda maléfica de los antisistema a sueldo del sistema, con toda esa infinita caterva de mentes jibarizadas por la comodidad y por la subvención… Barcelona ya no es olímpica ni es el Olimpo, ahí duele que hasta en Badajoz se lo hayan montado mejor; entonces hay que volver a un mundo en blanco y negro donde sólo los catalanes tenían discotecas, biquinis y El Corte Inglés… Contra Franco se vivía bastante mejor que con la CUP.
En fin, Avi, que ya te iré contando, porque esto justo acaba de empezar… a acabar, para tener que volver a empezar todo desde el principio, otra vez. Justo lo que tú decías y has sabido siempre. El secreto de Tabarnia, si existe, no creo que esté en ningún garito de Barcelona ni de Tarragona, esas bellas durmientes que ahora de repente se despiertan resacosas y de muy mal humor. No. El secreto de la lucidez y el futuro de la galaxia está oculto, como las ruinas de Troya, como la X de Tabarnia, debajo de las piedras de alguna masía orgullosamente inexpugnable como la tuya o la de mi abuela. Hay que salir del laberinto para volver a entrar con un plan frente al minotauro. Y yo no voy a parar hasta encontrar esa arma secreta y ese, ese espíritu. No voy a parar hasta reencontrarte, Avi.
Otro artículo de Josep Pla:"Retorno sentimental de un catalán a Gerona".