La OTAN no se halla en muerte cerebral. Es Europa quien lo está

"La OTAN es una amenaza para Europa [...]. El futuro de Europa es euroasiático, no euroatlántico". (General Vincent Desportes)

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Ya hemos tenido la oportunidad de hablar de la OTAN, una organización que lógicamente debería haber sido disuelta al mismo tiempo que el Pacto de Varsovia, ya que se creó con el único propósito de resistir a la Unión Soviética, hoy desaparecida. Pero no lo fue, sino que se ha convertido en una vasta organización de "defensa global" que ahora opera en todo el mundo. ¿Cuáles son hoy sus prioridades?

Como todo el mundo sabe, sus enemigos designados hoy son la Federación de Rusia en primer lugar y China en segundo lugar. Lo nuevo es que con la elección de Joseph ("Joe") Biden, ha vuelto el partido de la guerra. Estados Unidos ya se ha puesto de nuevo a bombardear a Siria, Putin está siendo llamado "asesino" por Biden y se acaban de adoptar nuevas sanciones contra China. Al mismo tiempo, se está llevando a cabo una vasta ofensiva propagandística para "cimentar la centralidad del vínculo transatlántico", es decir, hacer creer a los europeos que los enemigos de los estadounidenses son necesariamente ellos. Volvemos al chantaje de la protección que caracterizó a la Guerra Fría: se ordena a los europeos que se alineen con las posiciones de Washington a cambio de la protección estadounidense y, por lo tanto, juren lealtad al comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa, que es, como siempre, un general estadounidense. En resumen: protectorado contra vasallaje.

Es lo que dice también la tribuna publicada recientemente en la revista Capital , la cual fue firmada por varios altos mandos militares franceses. Lo menos que se puede decir es que sus signatarios no se andan con rodeos, ya que dicen que la soberanía de Francia está directamente amenazada por los proyectos de la OTAN...

La carta abierta enviada a Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, por los miembros del Círculo de Reflexión Conjunta es de hecho una acusación real contra el proyecto “OTAN 2030”, que define las misiones de la Organización para los próximos diez años. Este proyecto es calificado como “monumento de la mala fe pacífica” , lo cual tiene el mérito de ser claro. Pero hay que ir más allá si queremos comprender lo que está en juego.

Lo importante es que la doctrina de la OTAN ha evolucionado constantemente en los últimos años hacia la integración del combate nuclear en todas las fases de la batalla. En 2008, la OTAN ya se negó a firmar el Pacto de Seguridad Europeo propuesto por Moscú. En 2010, en la cumbre de Lisboa, la defensa estadounidense de misiles antibalísticos instalada en Europa adquirió un carácter claramente dirigido contra "el enemigo ruso". Desde 2015, los primeros misiles antimisiles estadounidenses en paquetes de 24 lanzadores Mk 41, implantados en toda Rusia, ya no se concibieron solo como fuego defensivo, sino también como fuego ofensivo. En 2019, Estados Unidos rompió el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) que fue firmado en 1987 por Gorbachov y Reagan. Recientemente, un grupo de diez expertos designados por Stoltenberg, en su libro NATO 2030: United for a New Era , se pronunció a favor del despliegue en Europa de nuevos misiles nucleares de alcance medio equipados con bombas nucleares B61-12. Volvemos, pues, al concepto de "batalla nuclear avanzada". Y esto significa que se escenifica de nuevo el concepto de ataque nuclear táctico y que la OTAN ahora ve a Europa como su futuro campo de batalla, y los Estados Unidos, por supuesto, siguen siendo los únicos dueños del engranaje hacia la opción nuclear.

Al declarar, hace dos años, Emmanuel Macron causó sensación al declarar que la OTAN estaba "en estado de muerte cerebral". Se interpretó esta declaración como un llamamiento a los europeos para que se doten de una defensa común que les sea propi. Aparentemente no ha sucedido así.

En la entrevista a la que se refiere, Macron también dijo que "si aceptamos que otras grandes potencias, incluidos los aliados, incluidos los amigos, se pongan en condiciones de decidir por nosotros, nuestra diplomacia, nuestra seguridad, entonces dejamos de ser soberanos”. El jefe de Estado hablaba sabiamente. Pero ¡ay!, todo fue un cuento chino, ya que no se produjo ninguna reacción. Cuando, en 2009, Nicolas Sarkozy decidió reintegrar la estructura militar de la OTAN, también pregonó que estaba eliminando así un obstáculo para el establecimiento de una Defensa europea. Fue igual de ilusorio. O igual de falso.

Más significativo aún: después de las declaraciones de Donald Trump que dejaron flotar el espectro de una desconexión de Washington, uno habría pensado que los europeos se habrían preocupado más seriamente por garantizar su propia seguridad. Ha ocurrido lo contrario. Todos los gobiernos europeos, por el contrario, han competido en gestos de lealtad con la esperanza de influir en la posición de Estados Unidos. Todos han irrumpido en la puja atlántica sobre temas como la designación de China y Rusia como nuevos enemigos comunes, la inclusión del espacio entre los teatros de operaciones de la OTAN o el acceso de Estados Unidos a los programas de armamento europeos. La propia Francia finalmente se ha alineado con las posiciones estadounidenses y ya no hace oír una voz original sobre ningún tema. Si este no fuera el caso, ¡lo primero q haría sería desolidarizarse de las sanciones contra Rusia y restablecería sus relaciones diplomáticas con Siria! 

Una Defensa Europea no está a punto de ver la luz por la sencilla razón de que la mayoría de los Estados europeos, empezando por Alemania, no la quieren, no solo porque consideran que es demasiado cara y se imaginan que los buenos sentimientos son suficientes para arreglar el equilibrio de poder, pero también porque saben muy bien que es imposible defender Europa sin ocupar el lugar de la OTAN, de la que es coto privado . Como dijo el general Vincent Desportes, "cuanto más quimérico es el paraguas estadounidense, más europeos se aferran a él”. Aunque los Estados Unidos tienen un presupuesto militar de casi 750.000 millones de dólares (contra menos de 70.000 millones de Rusia), los presupuestos militares de la mayoría de los países europeos son indigentes, y estos mismos países prefieren además adquirir aviones de guerra y sistemas balísticos norteamericanos y no europeos para complacer al complejo militar-industrial estadounidense.

Macron se equivocó mucho al hablar de "muerte cerebral" de la OTAN. La OTAN no está en muerte cerebral. Es Europa la que lo es, ya que se niega a equiparse con los medios del poder. El general Vincent Desportes también lo dice sin rodeos: "la OTAN es una amenaza para Europa", antes de añadir que "el futuro de Europa es euroasiático, no euroatlántico". Evidentemente nadie quiere reconocerlo. El despertar será terrible.

Entrevista realizada por Nicolas Gauthier

© Boulevard Voltaire

 

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