A coces con el lenguaje

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“En boca cerrada no entran moscas”, deberá pensar más de uno, ya que raro es el día en que no hable una portavoza y suba el pan.

Entendemos por coz la “sacudida violenta que hacen las bestias con alguna de las patas”, de ahí que no sea descabellado aludir a sus vocablos y expresiones como coces a nuestra lengua, ni bestia a quien escupe improperio tras improperio en cada una de sus intervenciones.

No me malinterpreten,sobre todo aquellos amantes del género caballar y asnal: con “bestia” hago alusión a aquellas personas rudas e ignorantes, a saber, la cuarta acepción del Diccionario de la Real Academia Española. Mi máximo respeto hacia los cuadrúpedos cuyo relincho o rebuzno es pura armonía comparada con las necedades con que nos sorprenden las portavozas del nuevo gobierno.

“La sociedad es muy adultocéntrica” ha sido la última de las joyitas de la ministra morá.

«La sociedad es muy adultocéntrica» ha sido la última de las joyitas de la ministra «morá»

A esta perla la acompañan otras tales como la ya mencionada “portavoza” o “fuerzos y cuerpas” de Seguridad del Estado. O la última ocurrencia de eliminar “de los Diputados” a la denominación de nuestra Cámara Baja. ¿El motivo? El dominio patriarcal que supone la denominación al plural con el masculino genérico. Con ello pretenden poner fin a la cultura patriarcal, dicen. ¡Qué opresora la cultura, señores! ¡Asómense a ella, a ver si tiene algo que decir! Ah, ¿qué cómo se hace? Fácil, leyendo. Y así, funcionará el cerebro, no en masculino o femenino, sino a pleno rendimiento.

Dejen de ser cargos públicos a costa del contribuyente y comiencen a autodenominarse como lo que son, como carga pública, pero no una carga cualquiera, sino de las de antes, las de cuatro fanegas, a saber, 150 kilos de grano o, lo que es lo mismo, la carga que soportaba una caballería: 2 fanegas a cada lado. O si lo prefieren, archiperre, o, lo que es lo mismo, objeto inútil e inservible.

Pretenden convertir en moda la ignorancia y, lo que es aún peor, hacerla norma imponiendo un lenguaje que sólo una minoría de desinformados defiende. Y eso, queridos archiperres, no se lo vamos a permitir.

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