Así hay que hablar de ellos
Les advierto que desde hoy soy rendido admirador de Carolina Darias, la nueva ministra de Sanidad. La vi ayer tomando posesión del cargo. Impresionante. Lo que decía casi no lo entendí pero da igual, metía la lengua a tal profundidad en el culo de su empleador Pedro Sánchez que quedé extasiado con su habilidad para hablar y lamer culos al unísono asombroso y cuando ya parecía que lo hacía de manera insuperable sacó la lengua del culo de Sánchez y la metió aún más profundamente en el culo de Illa algo verdaderamente prodigioso ya me gustaría a mí que alguien me metiera la lengua en el culo de esa manera y lamía sin dejar de expectorar lugares comunes que caían sobre los ochenta mil muertos del virus chino (todo lugar común de un político español cae sobre esos cuerpos) hay que quitarse el sombrero y hasta encontró lugar para soltar lo de ¡su tierra su gente oh canarios! fabuloso insuperable y cuando ya pensaba yo que aquello no había manera de mejorarlo
Vomitó la palabra ¡ingente! que ahora está en boca de todos los políticos y cuando uno se aprende una nueva palabra los demás lo siguen como burros de recua
vomitó la palabra ¡ingente! que ahora está en boca de todos los políticos ya saben que cuando uno de ellos se aprende una nueva palabra los demás lo siguen como burros de recua y Darias la escupió también faltaría más. Me declaro a sus pies. O a sus cascos, ahora que lo pienso seguro va a caballo para no embarrarse teniendo que andar sobre tanto español muerto.
Así hay que hablarles a ellos
Veo a la ministra González Laya en el programa rosa de Ana Rosa y la ministra dice, respondiendo a una pregunta de la anfitriona, que Illa ministro de sanidad trabaja el 101 por ciento en lo de la epidemia a pesar de ser candidato a la Generalidad de Cataluña y ¡primero la salud de los españoles! y suelta una retahíla de lugares comunes esa verborrea tan ofensiva porque toma por imbécil a quien la escucha y la periodista Quintana en vez de decirle:
Es ofensivo que sobre ochenta mil muertos derrame, señora ministra, esa prosa de fábrica macerada masticada regurgitada vomitada y cagada mil veces en mil lugares
perdone señora ministra pero es ofensivo que sobre ochenta mil muertos derrame usted esa prosa de fábrica macerada masticada regurgitada vomitada y cagada mil veces en mil lugares, que responda usted señora ministra como si fuera un muñeco de ventrílocuo y no un ser humano, perdone señora ministra pero es denigrante lo que hace usted respondiendo así echando esa baba vacía y pestilente encima de ochenta mil muertos (y los que faltan) de la plaga y sus familias…
Hombre, hombre, no le puede decir eso un periodista a una ministra, dirán algunos.
¿Ah, sí? Pues yo creo que es la única manera correcta de responderle.
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