En los países democráticos, explica Michel Onfray, se ha establecido una nueva dictadura destinada a destruir la libertad, empobrecer la lengua, abolir la verdad, suprimir la historia para reescribirla a voluntad, negar la naturaleza y propagar el odio.
Desde ahora en adelante el debate público quedará limitado a socialdemócratas, liberales de izquierda y algunos marxistas, cuya presencia servirá para dar un poco de falsa radicalidad a lo discutido.
La nación que dio tres emperadores a Roma, que alumbró a Séneca, Lucano, Marcial, Quintiliano e Isidoro de Sevilla desdeña el latín hasta amenazar su continuidad.