No hagamos como el ouroboros, la serpiente que, mordiéndose la cola, acaba transformándose inevitablemente, al igual que el capitalismo conservador, en aquello mismo que dice condenar.
Lo transgresor, lo moderno y lo revolucionario ahora es ser de derechas. Según el autor, esto no es sólo un fenómeno estético, pues hunde sus raíces en el regeneracionismo alemán de hace un siglo.