Todo el trayecto de Jünger se puede condensar en esta frase suya: “El orden humano se parece al cosmos en que, para renacer, es preciso que se sumerja de vez en cuando en el fuego”.
La principal labor intelectual de Pasolini fue su implacable activismo contra el llamado “fascismo de los antifascistas”, ese “antifascismo arqueológico” que lucha contra un espantapájaros imaginario mientras la desigualdad social sigue aumentando.
Creo recordar que Pablo Neruda apostilló en algún momento que ya no leía novelas que no empezasen con un disparo.
Una puta, una meretriz, prostituida en ese gran lupanar en el que se ha convertido Europa: la libertad.
Resulta imposible otorgar más importancia a un libro que a quien lo arroja a las llamas por simple temor a su contenido.
Un abismo. Advertir que sólo somos sueños y que los sueños acaban. Como Segismundo.
