El izquierdismo, desde épocas paleomarxistas, tiene una obsesión: la igualdad, y me refiero a la igualdad efectiva de los individuos en la esfera económica.
"¡Al rico insecto, a la nutritiva cucaracha!", "¡Venga comida ecofriendly por aquí, venga platos ecosostenibles por allí!", claman las élites (o lo que pretende serlo).