El bloqueo de la cuenta de VOX en Twitter por los sicarios de la corrección política nos obliga a pensar sobre el fenómeno de las redes sociales y su control por las oligarquías políticas y académicas del pensamiento único.
No tardé en darme cuenta de que el ballet clásico acabará por perderse, víctima de su gracia, de su perfección, de su femineidad, virtudes aristocráticas incompatibles con el hembrismo dominante.
No nos lo acabamos de creer, pero estamos en una situación revolucionaria. La Constitución es un papel mojado que la gente pisotea en la calle. A eso se le llama revolución. Bienvenida sea.