En el fallecimiento de Aquilino Duque, colaborador de primera hora de esta casa y autor en Ediciones Áltera de 'Crónicas anacrónicas' (2003), nos complace honrar su memoria reproduciendo el último de sus artículos publicado en 2019 en este periódico.
“¡Verano, verano, alegría, alegría!”, cantaba el Fary en una de sus canciones más conocidas. Y es que el máximo crítico del hombre blandengue se echaría las manos a la cabeza si viese cualquiera de las estupideces que vomitan los de arriba, día sí, día también.
Un español, José María Hinojosa. Y un ruso, Nikolai Gumiliov
Estos dos nombres dirán muy poco al lector: Nikolai Gumiliov (1886-1921) y José María Hinojosa (1904-1936). Lo primero que llamará la atención del observador atento es la corta duración de sus vidas: treinta y cinco años, en el caso del ruso, y apenas treinta y uno en el del español.
a Belle Époque fue un tiempo de barbas y sombreros. Hasta que 1914 puso el mundo patas arriba, todos llevaron la cabeza cubierta con sombreros, tanto más altos cuanto más distinguidos pretendieran ser los propietarios.