Contra la secesión, sí, pues no otra cosa es manifestarse contra la amnistía, ese plato de lentejas con las que Pedro Sánchez pretende comprar su mantenimiento en el poder. Fueron más de 100.000 (cifra reconocida por la propia Delegación del Gobierno) quienes acudieron a la llamada de DENAES, la Fundación de Defensa de la Nación Española, presidida por Iván Vélez, y que fue apoyada por una veintena de asociaciones y entidades como la Plataforma NEOS; la asociación de estudiantes de la Universidad de Barcelona S’ha Acabat!; Somatemps; Pie en Pared; Tabarnia: Los de Artós; Posmodernia; la Fundación Villacisneros, y el sindicato Solidaridad.
Además de Santiago Abascal y de toda la cúpula de Vox, estuvieron presentes destacadas figuras como Esperanza Aguirre, Jaime Mayor Oreja, Fernando Savater, Juan Carlos Girauta, Rosa Díez o Marcos de Quinto.
«No te atrevas a invocar el nombre de España para romper las leyes que a todos nos obligan», lanzó Abascal al presidente del Gobierno, ese «autócrata sin escrúpulos», para detener cuyos desmanes pidió a la enfervorecida muchedumbre que «¡nos conjuremos en esta plaza [la de Colón] para denunciar al presidente más corrupto de la historia de España!». Alguien a quien le cabrá el dudoso honor de pasar a la historia como uno de sus mayores traidores, «en compañía, entre otros, de Carles Puigdemont o de Sabino Arana, y junto a personajes tales como el conde don Julián, Vellido Dolfos, Godoy o Fernando VII».