San Petersburgo, iglesia Salvador de la Sangre Derramada

Sólo un nuevo Estado ruso podrá ganar la guerra

La Operación Militar Especial ha expuesto los defectos fundamentales de nuestro Estado y en la actual confrontación militar con la civilización occidental tales defectos resultan fatales. Necesitamos de un nuevo Estado y una nueva política.

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 ¿Qué cambios debemos hacer para que Rusia gane la guerra? Voy a enumerar algunas propuestas que se han hecho:

  1. Pasar de un Estado autoritario a una alianza entre el Estado y el pueblo, es decir, una unidad orgánica entre ambos que nos permita superar la manipulación en favor de la honestidad.
  2. Remplazar el paradigma liberal por el socialismo popular, favoreciendo el apoyo material al sector público y a los más necesitados.
  3. Demoler el gran capital (oligarquía) y sustituirlo por la competencia real entre las pequeñas y medianas empresas (nacionalización de la gran industria).
  4. Dejar de lado el comercio de materias primas y remplazarlo por la economía del conocimiento y la reactivación del mundo rural.
  5. Desarticulación de las grandes aglomeraciones urbanas y repoblamiento de las tierras rusas: debemos destruir las grandes urbes y volver a los pequeños pueblos y las comunidades rurales.
  6. Acabar con la inmunidad y la promoción de burócratas corruptos e ineficaces mediante el principio de la meritocracia (es necesario entregarle el poder a quienes han demostrado ser dignos de sus puestos).
  7. Pasar de una sociedad basada en las relaciones públicas a una totalmente ideologizada: los periodistas deben defender aquello en lo que creen y no hacer simple propaganda para el momento presente.
  8. Rechazo de la cultura del entretenimiento en favor de una cultura clásica formativa, edificante y filosófica.
  9. Comprensión histórica de nuestra realidad: definir de forma precisa el lugar de la Rusia actual dentro del conjunto de toda nuestra historia, rindiendo homenaje a la antigua Rus, al Reino de Moscovia, el Imperio Ruso y la URSS, mencionando episodios como el Tiempo de los Problemas y la infame década de 1990 como desviaciones de nuestra misión.
  10. Protección de nuestros valores tradicionales y erradicación de todo aquello que no tenga que ver con ellos, confiando esta misión a personas capaces y no a simples gestores aleatorios.
  11. Construir una sociedad solidaria compuesta por:

-     Una clase espiritual que sea la brújula moral de la misma,

-     Los guerreros como los representantes de una élite política y social (una nueva nobleza o, si se quiera, nomenclatura del partido),

-     Los trabajadores honestos (incluidos los empresarios) como representantes del hombre común.

  1. La creación de una élite intelectual rusa que sea independiente de los paradigmas y estrategias de la civilización occidental.
  2. Retorno a una sociedad tradicional con una familia fuerte y rechazo de la interpretación secular, contractual e individualista del matrimonio.

Todos estos puntos, que son bastante evidentes, constituyen las condiciones necesarias para nuestra victoria. Si no los tomamos en cuenta y dejamos todo como está, simplemente estaremos condenados a perder. El modelo de Estado anterior a la guerra, que resultó ser relativamente eficaz, ya no se corresponde con las necesidades históricas actuales. La Operación Militar Especial ha expuesto los defectos fundamentales de nuestro Estado y en la actual confrontación militar con la civilización occidental tales defectos resultan fatales. Necesitamos de un nuevo Estado y una nueva política. El tiempo se acaba y creo que tendremos que hacer importantes avances en esta dirección durante el próximo año. De lo contrario…

© El espía digital


Apostilla de EL MANIFIESTO

Qué pena, cómo duele que en un artículo tan extraordinario e importante como éste se rinda homenaje, aunque sea de pasada, a la URSS. A la mismísima URSS en cuyos campos de concentración estaría ahora encerrado o ya habría perecido un rebelde de alta casta como Aleksandr Dugin.

Una cosa es que se entienda o se apruebe que Rusia no cometa con la URSS la damnatio memoriae que, sobre el fascismo, Occidente ha cometido (y sigue cometiendo: sólo les queda la reductio ad hitlerum como argumento para defender “la democracia liberal”). Pero una cosa es eso, y otra muy distinta es que se ensalce a la URSS colocándola entre los más gloriosos hitos de la historia rusa.

J. R. P.

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