La cortina arcoiris

La pregunta para España es: ¿de qué lado de la cortina arcoiris quedaremos?

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La ex-CEO de Wikipedia, Katherine Maher, admitió haber orientado la Wiki hacia la izquierda, porque el enfoque original de la empresa era demasiado patriarcal y discriminador con las minorías.

No es el primer caso que vemos de flagrante deshonestidad. ¿Ustedes creen que Google, que es más “progre” que Satán, no manipula los resultados? Y si además es dueña de YouTube, y sus políticas dictan cómo tiene que ser el contenido en la plataforma, incluso en un sentido ideológico, ¿alguien levanta un dedo? No, al contrario, si un Estado interviene lo hace en la otra dirección.

Recientemente legisladores australianos intentaron lo insólito: legislar las actividades de “X”, la empresa anteriormente conocida como Twitter, no sólo en su país, sino en el mundo. Primero buscaron suprimir la difusión de un video que mostraba el atentado contra el obispo australiano Mar Mari Emmanuel. Pero no querían coartarlo sólo en Australia sino en todo el mundo, amenazando con una sanción millonaria. “X” quiso defender su política global, pero si uno verdaderamente lo piensa, ¿quién tiene las llaves del mercado australiano? Australia puede prohibir a Twitter y darle el monopolio a otra red si así lo desea. ¿Choque de titanes?

Los Estados, por las peores motivaciones, despertaron a la realidad de que si no imponen su cultura entonces no tendrán soberanía. La cuestión es qué soberanía será ésta. ¿Será la del neofascismo woke?

EE. UU. cruzó la línea roja cuando congeló los bonos de los rusos a modo de “sanción”. Su decisión de no pagar a los inversores le costó la credibilidad en el mundo, y puso el primer clavo en su ataúd como superpotencia única. El dólar va a desplomarse después de tanta impresión de dólares, y el mundo va a pasarse del dólar a otra reserva.

Rusia y China no sólo buscan autonomía económica, creando instituciones financieras alrededor de los BRICS que rivalicen contra la hegemonía norteamericana, y quizás con una moneda común, pero además están creando un internet paralelo con cables subacuáticos. Si el mundo no acaba pronto tendremos un escenario muy interesante entre manos:

Internet como lo conocemos probablemente se fracture en líneas geopolíticas, así como nacionales. Y nada de lo que veremos en internet será necesariamente confiable, porque todo dependerá de lo que nuestros respectivos señores quieran mostrarnos. La pregunta para España es: ¿de qué lado de la cortina arcoiris quedaremos?

 

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