Rodolfo Vargas Rubio

por elmanifiesto.com

RODOLFO VARGAS RUBIO    Andaba la vicepresidenta De la Vega en Níger, en uno de esos viajes africanos que tanto disfruta, y alguien le hizo la jugada de invitarla a posar con una simpática familia: un hombre maduro, varias jovencitas. Luego se supo que las jovencitas eran las esposas del maduro polígamo. La Vicepresidente se declaró “horrorizada” al enterarse de la naturaleza de aquella familia, pero, ¿por qué? ¿Dónde queda la alianza de civilizaciones?

por Rodolfo Vargas Rubio

RODOLFO VARGAS RUBIO   La monarquía rusa evoca tiempos de esplendor y de bohemia, con sus fastuosas y principescas recepciones en medio del hielo y sus melancólicos grandes duques y grandes duquesas vagando con desigual fortuna por Europa y América. La emigración rusa dio el tono a París en los años veinte y creó todo un estilo de vida en la Costa Azul. Reliquias vivientes como el príncipe Yusupoff y su mujer la princesa Irina daban aún en los años Sesenta lustre con su presencia a las soirées parisiennes, antes de que mayo del 68 viniera a estropearlo todo.

por Rodolfo Vargas Rubio

RODOLFO VARGAS RUBIO    Nuestros vecinos del Oeste son injustamente grandes desconocidos. Arrinconados como estuvieron durante siglos contra el Atlántico, supieron hacer de necesidad virtud y se lanzaron a la conquista de su espacio histórico abriendo nuevamente rutas marítimas olvidadas, surcadas siglos atrás por los normandos. Sólo que, a diferencia de éstos, cuyo afán principal era la caza de botín, los portugueses fueron impulsores de comercio y civilización.

por Rodolfo Vargas Rubio

por elmanifiesto.com

RODOLFO VARGAS RUBIO   La Alemania republicana es cosa muy reciente: del siglo XX. El Imperio alemán, también: del siglo XIX. Antes hubo en la Confederación Germánica un altísimo número de reinos, principados y ducados. Ninguno sobrevive. Sin embargo, sus vástagos mantienen los títulos y algunos de ellos se sientan en los tronos supervivientes de Inglaterra y España, por ejemplo. Rodolfo Vargas Rubio sigue repasando en Elmanifiesto.com la historia de las coronas europeas, que es, al fin y al cabo, nuestra historia.