Autor:

Rodolfo Vargas Rubio

Quo vadis monarchia? (más madera)

La Corona británica renace de sus cenizas

por Rodolfo Vargas Rubio

RODOLFO VARGAS RUBIO Es conocida la ingeniosa y lúcida frase del ex rey Faruk de Egipto, quien, reflexionando sobre su destronamiento y el futuro de la monarquía en el mundo, dijo: “En el siglo XXI sólo quedarán cinco reyes: los cuatro de la baraja y el de Inglaterra”. Y no le faltaba razón, a juzgar por la perspectiva de la institución monárquica. Algún desavisado habrá pensado hace algunos años que tal juicio era erróneo, porque precisamente fue la británica la corona que dio las primeras señales de peligro grave. El año de 1992 fue el célebre annus horribilis de Isabel II. Sin embargo, quince años después el Fénix ha renacido de sus cenizas. Como siempre, por otro lado.  

El terremoto de Lisboa anunció a la reina

María Antonieta: la premonición de un trágico destino

por Rodolfo Vargas Rubio

RODOLFO VARGAS RUBIO La cabeza de María Antonieta, reina de Francia, fue una de las muchas que rodaron en la sangrienta revolución francesa. María Antonieta había nacido treinta y ocho años antes, un 2 de noviembre de 1755, en la corte imperial de Viena. La víspera, el mayor terremoto de la historia de Europa había destrozado Lisboa y causado la muerte de 100.000 personas. El terremoto de Lisboa fue, en cierto modo, una premonición del destino de María Antonieta. Hubo una “generación del terremoto”, cínica y escéptica, que derramó sobre Europa las ideas disolventes de la Revolución. ¿Coincidencias?

La cultura descansa en el culto a los muertos

Para reflexionar en el día de difuntos

por Rodolfo Vargas Rubio

RODOLFO VARGAS RUBIO Un dato sólidamente establecido por la Antropología es que hay grupos propiamente humanos allí donde existe culto a los muertos: es éste considerado un rasgo fundamental en el llamado “proceso de hominización”. Todas las grandes culturas de la Antigüedad dieron una gran importancia a los ritos funerarios. Después, a partir del cristianismo y su doctrina de la resurrección, el cuidado del cadáver se reviste de un valor litúrgico especial. Buena parte de la cultura europea –en las artes plásticas, en la música, en la arquitectura- es inseparable del rito funerario. La sociedad moderna, por el contrario, padece “tanatofobia”: odia la muerte y la vejez. Quizás hayamos ganado en calidad de vida, pero hemos perdido calidad humana.