Hay entre ambos campos —el político, por un lado, y el cultural o metapolítico, por otro— una complementariedad obvia. Pero una diferencia igual de obvia también.
Abascal, cuyas cualidades de jefe se han afirmado en su paso honroso de la Carrera de San Jerónimo, ha levantado una bandera. Toda España lo ha visto. Y éste es un país impredecible al que, a veces, la gallardía enamora, para confusión de los pragmáticos y los calculadores.
El bloqueo de la cuenta de VOX en Twitter por los sicarios de la corrección política nos obliga a pensar sobre el fenómeno de las redes sociales y su control por las oligarquías políticas y académicas del pensamiento único.