Tras el posicionamiento y los discursos de Casado y Arrimadas, la única Derecha que puede seguir llamándose así, en España, es Vox.
Lo que ocurrió el otro día en el Congreso parecía no sólo tragedia de Esquilo, de Sófocles, de Shakespeare, sino corrida de toros narrada por Hemingway.
“Liberalia”, un término que, desde EL MANIFIESTO, proponemos que se adopte de forma general. Engloba al conjunto del Sistema: tanto a los liberalios de “derechas” como a los de “izquierdas”, por más "social-comunistas" que se digan.
Abascal, cuyas cualidades de jefe se han afirmado en su paso honroso de la Carrera de San Jerónimo, ha levantado una bandera. Toda España lo ha visto. Y éste es un país impredecible al que, a veces, la gallardía enamora, para confusión de los pragmáticos y los calculadores.
Se ha suicidado. O de esto al menos tiene la pinta lo sucedido ayer en el Congreso de Diputados.
La cloaca se ha saturado, han reventado las tapas y la mierda lo ha invadido todo, incluidas las más altas esferas de la nación.
