La destrucción de la que nadie se atreve a hablar
Inmigración, grandes superficies y comercio
JOSEP CARLES LAÍNEZ El cambio se ha producido con rapidez, pero no de la mañana a la noche. Un día cerraba una frutería; otro, el del bar te decía que no podía más; dos meses después, fallecía el librero y su viuda había de clausurar el negocio; donde había un vídeo-club, ahora encuentras una verdulería… Sin contar las tiendas donde los dependientes son ya inmigrantes. Eso ha transformado de arriba abajo la imagen de nuestros barrios. Nos han cambiado las ciudades desde fuera, y nadie ha querido mover un dedo para remediarlo.