Investigadores noruegos descubrieron recientemente un tesoro histórico: cientos de fotografías aéreas de la costa de la Antártida tomadas en una expedición noruega de 1937 que nunca se analizaron debido a la invasión alemana. Combinándolas con fotos de expediciones aéreas australianas entre 1954 y 1973 y otras de la actualidad los investigadores han analizado 21 glaciares de tres zonas, que juntas contienen más hielo que todo el casquete de Groenlandia.
El resultado es que a lo largo de 85 años ha habido avances y retrocesos cíclicos dentro de una tendencia estable o de ligero crecimiento del hielo. Este resultado apoya un estudio reciente que indica que el casquete de la Antártida lleva ganando masa desde comienzos del siglo XIX debido a una intensificación de las nevadas, por lo que podría no estar contribuyendo a la subida del nivel del mar. Otro estudio con satélites confirma la ganancia de masa del casquete de la Antártida.
Los datos científicos contrastan vivamente con las noticias constantes de que la Antártida se funde, basadas en la reducción de algún glaciar o en la rotura de algún gran iceberg, que es lo que pasa cuando el hielo crece. También chocan con las desmesuradas previsiones de subida del nivel del mar que se basan en que la Antártida contribuya varios metros a dicho aumento, cuando en realidad no se está fundiendo.
Los investigadores no pueden entender por qué la Antártida no responde al cambio climático, cuando los modelos predicen exactamente lo contrario de lo que está pasando. Para analizarlo han creado un comité que expresa con optimismo que, aunque ahora no lo hace, la Antártida se fundirá en respuesta a mayores emisiones de CO₂.
Luego nos dicen que debemos fiarnos de unos modelos que no reproducen lo que está pasando y de una teoría basada en nuestras emisiones que no sabe explicarlo.