Entiendo por cambio climático el incremento de las temperaturas del planeta Tierra como consecuencia de la liberación de gases con efecto invernadero producidos por la combustión de combustibles fósiles (fundamentalmente derivados del petróleo y del carbón) efectuada por la acción humana.
Entiendo por capitalismo: una visión del hombre (ser fundamentalmente espiritual), en la que se le reduce a su condición de homúnculo económico en su doble versión de consumidor y factor de producción.
El capitalismo se concreta en una forma de mercado en el que únicamente operan la oferta y la demanda sin intervención de ninguna otra fuerza o vínculo afectivo. No hay interferencia ni del Estado (aranceles, reglamentaciones laborales, costes de la Seguridad Social etc. etc.) ni de cualquier otro vínculo que influya en las decisiones del comprador o de la fuerza de trabajo, fuera de la utilidad económica. La influencia de Patria, familia, religión, arraigo social, solidaridad, afecto a un lugar, o a unas personas, incluso la naturaleza propia, etc. etc. están suprimidas.
En el paradigma del capitalismo el consumidor no tiene otros criterios para decidir que la calidad del producto y el precio. Como consumidor el ser humano aparece en los mercados de bienes y de servicios por el lado de la demanda en competencia perfecta con otros consumidores.
Del mismo modo, el factor trabajo humano sólo está motivado por el precio y por el atractivo del puesto. Aparece el hombre en el mercado de los factores de la producción en el lado de la oferta en mercados de competencia perfecta con otros oferentes de factor trabajo.
En ambos mercados se supone que el ser humano no tiene vinculaciones, fuera de las económicas, para trasladar su domicilio en aras a la obtención de un precio más barato o un salario mejor.
La mentira del cambio climático
Los que han estudiado la historia del clima en La Tierra, algo habitual en los licenciados en la especialidad de geografía saben que entre los años 700 y 1300 el clima en Europa fue en general más elevado que el actual, con un apogeo hacia el año 1100.. A este periodo se le llama Periodo Cálido Medieval. Entre 870 y 930 los wikingos de Noruega aprovechando el deshielo del Báltico colonizaron Islandia y posteriormente Groenlandia (en danés significa Tierra Verde), al desaparecer la bankisa ártica marina que las separaba. En este periodo se cultivaba la vid en el sur de Inglaterra y los cereales en Islandia, cosa imposible por el frío en nuestros días.
Entre 1350 y 1750 el clima se volvió a enfriar y se entró en un nuevo periodo, la Pequeña Edad de Hielo, de la que salió hacia 1850. Desde esa fecha se inició una nueva etapa de calentamiento, en la que nos encontramos hoy. Fruto de ese recalentamiento son las observaciones que muestran el retroceso de los glaciares europeos (Alpes y Pirineos) desde principios del siglo XX. Por el contrario los de Noruega se están expandiendo. En cualquier caso en ambas etapas las temperaturas oscilaban en periodos intermedios, siempre influidas por las corrientes superficiales y profundas del océano Atlántico y por la variabilidad de la radiación solar.
Es posible que estemos entrando por lo tanto en un periodo similar al Periodo Cálido Medieval en el que las temperaturas se elevaron sin necesidad de los combustibles fósiles.
Otros datos:
El Pacífico tropical tenía en el siglo XVIII temperaturas más elevadas que en la actualidad.
En la Antártida:
- Se siguen registrando mínimos de temperaturas. En 2018 se registró una temperatura record de -98,6º C
- Desde 1960 se observa una disminución de la temperatura de 0,2º C por década.
- La banquisa marina antártica se incrementó en el periodo 1979-1999
En la Patagonia:
- El enorme glaciar Perito Moreno avanza constantemente.
En el Ártico:
- La banquisa presenta grandes variaciones interanuales de grosor, pero ninguna tendencia clara.
El célebre paso del Noroeste a través del Norte de Canadá no ha mejorado desde principios del XIX
Para qué la mentira del cambio climático
Al tratarse del clima, una variable a escala planetaria, para influir sobre él se exige una acción también a escala planetaria, lo que demandaría una autoridad o gobierno mundial que coordinase las acciones para mantener las variaciones del clima en los límites deseados, suponiendo que esto fuese posible.
Ese gobierno mundial traería de la mano la supresión de las fronteras con la consiguiente invasión de mano de obra barata en los países del primer mundo y el abaratamiento de los salarios, intensificando lo que ya se observa en Europa con la presencia de moros y subsaharianos.
La supresión de las fronteras supondría así mismo, para regocijo de las multinacionales, la supresión de los derechos de aduana que fraccionan el mercado mundial alterando arbitrariamente la libre circulación de las mercancías.
Esa autoridad mundial, del mismo modo que se encargaría del clima, se atribuiría el derecho a explotar los inmensos recursos marinos tanto minerales (petróleo, etc. etc.) como alimentarios a través de concesiones. Concesiones que recaerían necesariamente en las grandes multinacionales.
De modo que las grandes multinacionales serán las grandes beneficiadas de prosperar, que prosperará, la mentira del cambio climático. Multinacionales son las que promocionan a esa pobre autista, Greta Turnberg.
Recuérdese que para el arranque de la primera industrialización allá por los primeros años del siglo XVIII fue preciso desmantelar la estructura económica del Antiguo Régimen y esa población políticamente libre sin pretenderlo y muerta de hambre, sin pretenderlo menos aún, recibiendo salarios de miseria y en jornadas de duración inhumana (niños incluidos) permitió las primeras concentraciones de capital.
Estamos hoy en situación similar. Competir en el mercado mundial exige implantar de nuevo salarios de miseria y para ellos son precisas las gentes del tercer mundo.
Este es el motivo de los ataques a Donald Trump, su oposición a la supresión de las fronteras de USA para defender los intereses de su PATRIA y de sus compatriotas frente a los intereses de las multinacionales, siempre y por principio apátridas.
Por otra parte la invasión de los países del primer mundo por gentes del tercer mundo produciría efectos secundarios.
De un lado aumentaría el número de delitos en general y de asesinatos en particular, como está ocurriendo en España en 2019, cuando el 10% de la población (musulmanes) ha producido el 40% de los asesinatos de mujeres. (cómo ha demostrado de manera incontrovertible la periodista Noelia Trastamara), lo que obligaría a intensificar el aspecto policial de los gobiernos y a reducir las libertades de los ciudadanos, algo que está en el ADN del capitalismo y de la izquierda.
De otro lado permitiría la sustitución de la raza blanca, (ya en extinción por anticonceptivos y abortos), por un conglomerado de musulmanes y /o subsaharianos siempre predispuestos a soportar la tiranía.
Colaboradores necesarios
Dado que las ideas para difundirse necesitan que se las transporte aunque sea por el éter, debemos señalar a los principales agentes que en este caso las difunden.
Además de la inmensa masa de ignorantes que repiten como loros todo lo que les suena a nuevo (siempre y cuando sean capaces de repetirlo), nos encontramos en primer lugar con los partidos políticos de izquierdas. Tanto los que se autoproclaman de izquierdas como aquellos que sin proclamarse lo son.
Entre los primeros en España nos encontramos a PSOE y Podemos, entre los segundos a PP y Ciudadanos. Todos los citados son partidos de izquierdas porque TODOS aceptan la ideología de género.
La ideología de género es la síntesis de la ideología de la izquierda porque al negar al ser humano su identidad (No se puede ser humano en abstracto. Se es hombre o mujer o no se es humano), simultáneamente le priva de su capacidad/dignidad de aspirar o mantener cualquier valor o derecho, entre otros el derecho a la libertad.
Esto encaja en el homúnculo económico del capitalismo. De ahí el hermanamiento entre izquierda y capitalismo.
De hecho son los partidos de izquierda promotores acérrimos del cambio climático. Véanse las declaraciones del prestigioso doctor Pedro Sánchez en la apertura de la reciente Conferencia sobre el cambio climático en Madrid.
¿Por qué difunden los partidos de izquierda el tan cacareado cambio climático?
El desarrollo de la lógica del cambio climático lleva a la supresión de las fronteras, es decir de las patrias y la patria es incompatible con la izquierda por ser un valor y además perjudica al mercado mundial sin fronteras tan deseado por las multinacionales, los amos de los políticos de la izquierda.
De modo que la simplificación del hombre que necesita el capitalismo para alcanzar su plenitud se la ofrece la izquierda, suprimiendo todos los valores desde patria hasta libertad, mientras aparenta perseguir otros fines. La izquierda aunque se vista de seda mona se queda, es decir aunque se disfrace de socialista, sigue siendo la criada servil del capitalismo y a la vez traidora al proletariado al que dice defender, pero en la realidad le aplasta.
En segundo lugar difunden la idea del cambio climático la inmensa mayoría de los medios de comunicación: (televisiones, emisoras de radio y periódicos de gran difusión) que están masivamente en poder de grupos capitalistas y que por lo tanto aspiran a implantar el capitalismo. También porque las agencias de noticias mundiales están en manos de grupos capitalistas. Finalmente porque la publicidad, necesaria para su subsistencia les viene de empresas capitalistas y/o de políticos de izquierdas y por lo tanto vendidos al capitalismo.
Objetivo final: China
La situación a la que finalmente seremos conducidos con acciones como la del cambio climático y la ideología de género es muy similar a la actualmente vivida en China Continental, en donde conviven en aparente buena armonía de un lado un capitalismo salvaje y de otra una dictadura no menos salvaje en la que no existe la mínima libertad de opinión ni de ninguna otra especie fuera de los mercados.
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