Si no hay pan, que haya circo

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“¡Verano, verano, alegría, alegría!”, cantaba el Fary en una de sus canciones más conocidas. Y es que el  máximo crítico del hombre blandengue se echaría las manos a la cabeza si viese cualquiera de las estupideces que vomitan los de arriba, día sí, día también.

Terminando el estío, demos un repaso a la continua cortina de humo de los jumentos socialistas y la acémila que llevan por collera.

¿Se dispara la subida de la luz? No pasa nada, pues nuestra amada matria nos acogerá a todos en su seno. Los que prometían que, si alguna vez llegaban al poder, bajarían el precio del alumbrado patrio, hacen oídos sordos mientras el recibo en los hogares ha alcanzado máximos históricos.  El de matria es el último episodio del experimento podemita con el lenguaje. Al “hijos, hijas e hijes”, “portavozas” y “miembras” se añade el novedoso y ultrafeminista concepto de matria cuyo significado, por otro lado, es el mismo que el de patria. Aunque la patria les cause náuseas por asociarlo únicamente a una ideología derechista, huyan ustedes de prejuicios, despoliticen el término y aprendan a usarlo con corrección. España es la patria de todos desde que se constituyó como nación, y, de puertas adentro, desde tiempo inmemorial, nuestras madres fueron y serán la garantes del orden hogareño.

¿Indultan a los golpistas? Como todo, la culpa es del Generalísimo. Porque Franco no está muerto, no, está zancadilleando a Sánchez y su cuadrilla desde que estos osaran perturbar su descanso eterno. ¿Que necesitamos otro chivo expiatorio? No pasa nada, empezamos a preparar la exhumación de José Antonio Primo de Rivera y tenemos para otro par de semanas. Curioso que, pretendiendo dar lecciones con la mal llamada memoria democrática, mejor denominada memoria histérica, pretendan acabar con el Valle de los Caídos de la “Gloriosa Cruzada”, es decir, de combatientes de ambos bandos de la Guerra Civil. ¡Infórmense antes de abrir la boca, papanatas!

¿Acercamos a los etarras al País Vasco? La pérfida Ayuso, en lugar de defenestrar Madrid, baja los impuestos, crea empleo y, no contenta con ello, se echa novio, que no novia ni novie, celebrándolo para colmo en Ibiza y pagándoselo de su propio bolsillo. Nada que ver con la moda socialista de irse a la playa con la querida en un coche de alta gama perteneciente a un grupo empresarial al que, curiosamente, le fueron concedidas unas licencias hace unos pocos meses. O alargar las vacaciones mientras decenas de compatriotas pasan las de Caín para abandonar Kabul.

Sigamos… ¿El gas por las nubes? ¿Los impuestos sin parar de subir? ¡Feminicemos to! Hasta las matemáticas, ciencia abstracta por naturaleza. Si a lo anterior unimos la erradicación de la memoria o la eliminación de los incentivos al trabajo y la excelencia, el resultado no es la equiparación entre hombres y mujeres, sino la transformación de una generación mediocre en otra repleta de analfabetos funcionales, sin el menor espíritu crítico y sumisos al gran hermano; o gran hermana. O la madre que parió a ambos.

 

No para ahí la cosa. ¿Desempleo? Caña a Vox y a Santi Abascal y publicidad y buenos argumentos al PPSOE. Mientras Falconeti aprovecha para broncearse, el PP sufre en silencio el rescoldo a una posible espantá de Vox en los pactos que mantienen a los populares en gobiernos autonómicos y de importantes capitales. Sobre todo, en un momento en que los sondeos publicados en los últimos tiempos parecen dar opciones a una coalición de derechas.

La lista se plantea interminable y las cortinas de humo infinitas: género registral, cambio climatérico o animalismo no tardarán en volver a estar en boca de estos tarugos para desviar la atención de lo verdaderamente importante, el pan, mientras que el espectáculo circense en que se ha convertido nuestra política no parece que vaya a recoger sus lonas.

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