‘Política de derechas’ en Alemania

Lo que hace este libro-manifiesto del líder derechista Maximilian Krah es explicar la razón de ser de la AfD, la derecha patriótica alemana.

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No hace falta estar de acuerdo con cada frase que escribe el autor del libro-manifiesto así titulado para encontrar meritorio lo que intenta hacer aquí: nada menos que explicar la razón de ser de la AfD. En Politik von rechts [Política de derechas], Maximilian Krah —líder de Alternativa para Alemania (AfD) y cabeza de lista en las próximas elecciones europeas— describe la situación de Alemania, sus actuales políticas y lo que debería hacerse al respecto.

El hecho de que algunos de sus puntos de vista coincidan con los de Sahra Wagenknecht [la dirigente del partido de la izquierda patriótica que se ha separado de Die Linke, y de la que hablábamos recientemente en estas mismas páginas. N. del T.] sólo hace que el conjunto resulte más apasionante. Ambos, en efecto, comparten el mismo análisis: para la mayor parte de la sociedad actual, el enemigo de una vida buena no es el socialismo marxista, sino el liberalismo de la izquierda woke. La cuestión de si el polo opuesto en Alemania debería llamarse "derecha" sigue siendo una objeción fundamental al título del libro, porque desgraciadamente en Alemania "derecha" se asocia a menudo con "fascismo", y por esa razón es difícil de vender. Lo que une a Maximilian Krah y Sahra Wagenknecht es un conservadurismo social que el término "derecha" describe de forma muy imprecisa y equívoca. Pero ésta es la única objeción a un programa por lo demás inteligente y razonable para la preservación de la humanidad en unidades y contextos tradicionales y manejables. Éste es el ceterum censeo[1] de ambos autores: la ideología del mundo único promovida por las élites liberales está destruyendo las tradiciones y las condiciones de vida de las comunidades establecidas y, por tanto, en última instancia, a la propia humanidad. Y esto se aplica no sólo a las sociedades del llamado Occidente, sino también al orden internacional que las protege. Desde que el socialismo, como adversario, pertenece a la historia, el capitalismo woke es la nueva izquierda, y los “anywheres" (los de cualquier lugar) deciden por los “somewheres” (los de algún lugar). Puesto que la libertad organizada por el sector privado ya no se siente amenazada por nadie, las fuerzas conservadoras han perdido su utilidad. Se convierten en un obstáculo para el consumo ilimitado y el éxito económico.

Los conceptos, tan vacíos y tan de moda, como "modernización", "flexibilización", "innovación" y "desregulación" tienen un contenido común, a saber, la destrucción de todo lo heredado, de todo lo que obstaculiza la eficacia del sujeto económico: las convicciones religiosas, las inquietudes éticas, los tabúes y las tradiciones culturales.

Desde el giro de 1989, la economía ya no es conservadora, sino ilustrada, igualitaria y de izquierdas. Se vuelve contra las ventajas nacionales y los límites éticos, contra los mundos tradicionales y los tabúes religiosos. Lo que antes era necesario para apoyar al Estado es ahora, en el mejor de los casos, superfluo y, en el peor, un obstáculo para el triunfo del mercado. En este contexto, la economía sirve al deseo de emancipación de los más fuertes que, como sujetos económicos, creen que pueden prescindir de los tabúes religiosos y otras inconvenientes prescripciones.

Les trae sin cuidado que la sociedad se vuelva más fría e inhumana

Les trae sin cuidado que la sociedad se vuelva más fría e inhumana.

La conformidad del mercado en el interior se corresponde con la creencia en un mundo mejor basado en los derechos humanos en el exterior; un mundo que cree que puede disolver los diferentes espacios y tradiciones del multilateralismo basado en normas, pero que ya no acepta que nadie se desvíe de los valores canónicos occidentales. El hecho de que un campesino indio o un comerciante de especias árabe puedan desear vivir de forma diferente —y, por tanto, ver este mundo de forma distinta a un informático estadounidense— no significa nada para las élites urbanas de Occidente, por lo que la más mínima desviación de la "democracia de Westminster" cae bajo la acusación de populismo.

Pero es precisamente este populismo el que garantizará la diversidad de modelos de vida y de sociedad tantas veces descrita, y pondrá fin al sueño de un solo mundo de los Soros y los Schwabs.


Apostilla de última hora

Alianza para Alemania (AfD) ya es el primer partido en los sondeos por lo que a Alemania Oriental (la antigua Alemania comunista) se refiere. Habría qué preguntarse lo que los comunistas le daban a la gente, además de miseria y terror, para que hayan salido de ahí las únicas sociedades sanas de nuestra Europa. Otro día lo abordaremos.

 

[1] “Ceterum censeo Carthaginem esse delendam” ("Pienso, por lo demás, que Cartago tiene que ser destruida"): famosa frase con la que Catón el Viejo concluía todos sus discursos. Hasta que Roma efectivamente la destruyó. [N. del T.]

 

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