"Los inmigrantes aquí son demasiados. Ustedes deben tener el coraje de decir basta", declaraba recientemente en Italia el líder espiritual de los tibetanos, una actitud que contrasta tristemente con la del líder de los católicos, cuyo Papa Francisco ha vuelto a declarar, en el aniversario de su mediática visita a la isla de Lampedusa, azotada por masas de inmigrantes, su apoyo decidido a la Gran Sustitución.
El XIV Dalai Lama, máxima autoridad espiritual del Tíbet, estuvo durante seis días del pasado mes de junio en Italia, donde efectuó diversos encuentros espirituales y charlas de diversa índole.
En uno de estos encuentros, fue preguntado por los asistentes sobre el grave problema de inmigración que sufre Italia y la desproporcionada llegada de ilegales a través del Mediterráneo, a lo que el Dalai Lama contestó:
“Los inmigrantes aquí son demasiados. Ustedes deben tener el coraje de decir basta.
Se suele decir que los refugiados están huyendo de algo, pero el buen corazón no es suficiente para darles cabida y tenemos que tener el coraje de decir cuando son demasiados, así como de intervenir en sus países para construir allí una sociedad mejor.
No se puede pensar que la recepción es suficiente para resolver el problema. Los italianos, y principalmente los sicilianos, están demostrando un gran corazón, pero para resolver el problema de los refugiados es necesario intervenir en esos países e invertir esfuerzos para superar las guerras, a menudo con un trasfondo religioso, y ayudar a superar la enorme brecha entre ricos y pobres para construir una sociedad mejor. Esto necesita un pensamiento a largo plazo para conseguir una realmente eficaz.”
El Dalai Lama, un personaje apreciado a nivel mundial, premio Nobel de la Paz en 1989 y que ha recibido más de 150 reconocimientos (premios, doctorados honoris causa, etc.), expresó una opinión que puede escucharse cotidianamente en las zonas más afectadas por la inmigración, ya sea en Italia, en Francia o en España.
Estas declaraciones tuvieron cierta repercusión en Italia, llegando Mario Borghezio de la Liga Norte a congratularse por la claridad de las ideas de este líder espiritual, en contraposición al Papa Francisco, quien ha abierto las puertas de las iglesias y conventos de Sicilia a todos los inmigrantes llegados a la isla, independientemente de si estas personas han llegado de forma legal o ilegal al país de la bota. Asimismo, Bepe Grillo, también recogió en su blog las declaraciones del Dalai Lama en su blog.
Curiosamente, en España el silencio mediático sobre estas declaraciones ha sido total, como podemos comprobar haciendo una simple batida en los diferentes buscadores de Internet. Obviamente no interesa que un personaje de este calado, pese a que se trata de un líder espiritual de una religión bastante ajena al pueblo español, aparezca realizando unas declaraciones de este tipo, sobre un tema que a la clase política acomodada del país no le interesa que salga a debate, y menos con unas elecciones municipales a la vuelta de la esquina, donde los grandes partidos se juegan el perder muchos cargos y, por tanto, la pérdida de multitud de asalariados de sus “empresas políticas”.
Desde Podemos al PP, pasando por UPyD y Ciudadanos, los partidos fundamentan su política de inmigración en la inexistencia de restricciones importantes a los flujos migratorios, llegando incluso algunos, como Podemos, a pedir la eliminación de fronteras y finalizar las deportaciones, así como otorgar el derecho de voto a cualquier inmigrante, con o sin papeles. Otros como UPyD abogan por integrar a los irregulares con una vocación inclusiva.
Es evidente que nos encontramos ante un tema que siempre se trata de obviar, tanto en política general como en los medios de comunicación, dado que la concepción actual de un mundo globalizado, la cual muchos asumen y otros tratan de imponer, no permite que los comentarios públicos puedan desviarse de la línea establecida en lo que refiere a la inmigración.
Es por ello por lo que la intervención del Dalai Lama ha sido especialmente valiente,,,,, asumiendo la evidencia de que en un país determinado no puede caber todo el mundo y que los problemas de los inmigrantes no se solucionan con acogerlos y buena fe, sino que hay que erradicar los problemas en sus lugares de origen y ayudarles a construir su sociedad, con el fin de evitar que estas personas caigan en el drama de tener que abandonar sus países.