Juanma Badenas con Cecilia Herrero en el curso de la entrevista

Entrevista a Juanma Badenas, autor de “Contra la corrección política”

"La corrección política es una fábrica de cobardes."

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En tu anterior publicación La derecha. La imprescindible aportación de la Derecha a la sociedad actual. (Ed. Almuzara, 2020), que salió a la venta pocos días antes del confinamiento del año pasado, ya anticipas tu intención de escribir un libro sobre la corrección política y lanzas unas cuantas pinceladas sobre el tema. En esta nueva publicación, Contra la corrección política, por una nueva moral, esta vez con Ediciones Insólitas, comienzas justificando el porqué de este nuevo libro. ¿Podrías contarnos qué te movió a escribir semejante libro?

Me di cuenta de que la corrección política es el tema central de nuestro tiempo y el que, obviamente, más influye en nuestras vidas. Con cierta perspectiva histórica,

El único gran retroceso que ha habido en el progreso de la humanidad es la corrección política

el único retroceso evidente que ha habido en el progreso de la humanidad es la corrección política. Hasta que apareció este fenómeno, nuestro mundo siempre había ido hacia adelante. Es decir, hacia la libertad y el desarrollo científico, hacia la búsqueda de la verdad y contra los prejuicios. Es como si tanta sangre, muerte y sufrimiento no hubieran servido para nada. No soy de los que se conforman ni de los que se resignan. Pensé que mi misión, en ese momento, era tratar de contrarrestar, junto con otros, la involución histórica que, a mi juicio, nos quieren imponer. ¿Quién quiere hacerlo? Pues todos aquellos a los que no interesa una sociedad formada por individuos libres, sino una masa universal homogénea de consumidores sin raíces, sin cultura y altamente manipulable. No es que sean malos, son simplemente muy avariciosos y piensan que, como son tan ricos y poderosos, son moral e intelectualmente superiores a los demás. E incluso que tienen el derecho y “el deber” de transformar la sociedad del modo que ellos consideran. En todas las épocas ha habido una élite que ha impuesto su moral a los demás. Esa minoría está a punto de conseguirlo definitivamente. Sin embargo, a veces sucede algo inesperado que lo impide. Pero para ello hay que estar preparado y saber a lo que uno se enfrenta. Por eso sentí que no tenía más remedio que escribir este libro.

 

Parece que el tema está de moda. Se escucha mucho el término, pero hay cierta confusión sobre su significado y alcance. Citas varias definiciones de personalidades y autores como Ricardo Dudda, Doris Lessing, Geoffrey Hughes… ¿Cuál es la definición que da Juanma Badenas del término “corrección política”?

La corrección política es un constructo moral o ideológico que trata de anular la sociedad occidental, que es la que ha empujado el mundo hacia adelante. Por eso, los emigrantes no quieren ir a otro sitio. No veo flujos de gente intentando entrar en China, ni en los países árabes. El resto del mundo debe la poca evolución que ha tenido a la fuerza impulsora de la civilización occidental. La libertad política, los avances científicos, el progreso tecnológico, el racionalismo jurídico, y muchas cosas más, son fruto del esfuerzo y del ingenio de generaciones y generaciones de europeos. Como reconocía Sartre, Norteamérica no es más que una prolongación cultural de Europa. Si no, ¿qué explicación le damos a que un continente tan pequeño haya conseguido imponer, hasta ahora, sus ideas y su forma de vida al resto del mundo? La corrección política pretende establecer valores contrarios a los principios sobre los que se asienta la civilización occidental. El capitalismo ha llegado hasta un punto en el que el desarrollo de la individualidad ya no es necesario. Dicho de otro modo, no harán falta genios. La libertad de pensamiento es un presupuesto para la genialidad. Las máquinas pensarán de acuerdo con los programas establecidos por sus dueños. Por eso, el ser humano comienza a ser prescindible como ente pensante. Su papel queda reducido al de mero consumidor y engranaje de un sistema controlado por unos pocos. Pero para construir una nueva civilización antes hay que hacer caer la preexistente y para ello hay que imponer una determinada ortodoxia. La ortodoxia que ha de servir, como está sirviendo, para alzar una nueva civilización es la corrección política. Por eso, alcanza a todas las facetas de lo humano: la razón, la ciencia, el arte, el sexo, la reproducción, la familia, la religión, la filosofía, la política, la nación, la alimentación… a todo. No hay cosa humana que no se vea afectada por la corrección política.

 

¿Dirías que la corrección política es el elemento central a batir en la denominada “guerra cultural” o “batalla de las ideas”?

Cultural Wars [Guerras culturales]} es el título de un libro escrito por James Davison Hunter en 1990. A partir de ahí, esta forma de hablar se ha ido extendiendo, hasta el punto de que hay quien, como Cayetana Álvarez de Toledo, la ha llevado al terreno político cuando afirma que el PP debería hacer la guerra cultural contra la corrección política impuesta por la izquierda. Pero la corrección política no es un producto exclusivo de la izquierda política. Tiene un origen mayor que éste. Su cuna es científica, filosófica y psicológica. Fue inventada en los departamentos de las universidades europeas y norteamericanas por unos marxistas; pero luego se ha ido convirtiendo en una herramienta muy poderosa para transformar la sociedad. En este punto confluyen los intereses del marxismo --y sus derivaciones políticas-- con los de unas élites que también pretenden transformar la sociedad. Ahora bien, si lo que me preguntas es si es necesario combatir la corrección política poniendo de manifiesto su naturaleza y los perjuicios que acarrea te diré que estoy de acuerdo. Para combatirla lo único que se necesita es la razón (la lógica), la ciencia, y la verdad de los hechos. Pero hace falta saber utilizarlas y no tener miedo a hacerlo.

La corrección política es una fábrica de cobardes

La corrección política es una fábrica de cobardes. El miedo y la autocensura, los tabúes y las represiones psicológicas son los resortes a través de los cuales actúa la corrección política como mecanismo transformador de la sociedad. Para transformar una sociedad lo que hay que hacer es modificar el alma de los individuos, justo lo que se pretende mediante la corrección política.

 

¿En qué punto se encuentra España respecto a las imposiciones de la corrección política? ¿Y el resto de países occidentales?

España está sufriendo los efectos de la corrección política en una medida semejante a los restantes países occidentales. En Francia, en Italia, en Gran Bretaña, en USA, en Canadá, en Australia se sufre la corrección política desde hace décadas. Lógicamente, Norteamérica fue la primera en sufrirla, junto con Francia, porque Marcuse y Sartre fueron dos de sus ideólogos principales. La mala gestión de la guerra de Argelia nos hizo mucho daño a todos los occidentales. En el fondo, de esa mala gestión, por parte de Francia, se deriva el Mayo del 68 y el origen “cultural” de muchos de los conceptos que sirven para construir la corrección política. Por tanto, España no está mejor ni peor que otros países a este respecto.

 

Dedicas un amplio capítulo a los antecedentes. ¿Qué relevancia tienen? ¿Puede entenderse qué es sin tener claro el origen?

Sólo los imbéciles piensan que la historia vuelve a empezar con ellos. La humanidad es la consecuencia de un proceso; por consiguiente, cualquier cosa que ocurre en el presente tiene unos antecedentes que han conducido a que suceda. Los inventores de lo que conocemos como corrección política no tuvieron más que inspirarse en épocas pasadas para entender de qué manera es posible imponer cierta moral a la sociedad. El Macartismo supuso una “caza de brujas” en los Estados Unidos de Norteamérica de la década de los cincuenta del siglo XX y, como sostiene Hughes, “protestantismo y puritanismo son dos importantes movimientos de la historia política eclesiástica inglesa, esclarecedores y relacionados con la corrección política”. No obstante, quien utilizó por primera vez la expresión y el concepto de corrección política fue Mao-Tse-Tung, por medio de un edicto titulado “Sobre la corrección de las ideas equivocadas en el partido”. Obviamente, se refería al Partido Comunista Chino. Trotsky también emplea el sintagma “corrección política” en varios escritos publicados en 1932. De este modo, se colige que dos de los ingredientes que han contribuido a la creación de la idea de corrección política, y a su desarrollo, han sido la lengua inglesa y el Comunismo. Si el inglés no fuera tan importante, como lengua franca, la corrección política no habría nacido o hubiera sido más difícil su implantación.

 

Desgranas con precisión, en varios capítulos, los temas más ligados a la corrección política. ¿Podrías señalarnos los dos que a tu juicio podrían ser el núcleo?

Dos son muy pocos. La corrección política lo invade todo. Es como el aire que nos circunda: lo respiramos sin darnos cuenta y sin saber exactamente de qué materias se compone. Bueno, algunos científicos sí lo saben. Del mismo modo que ahora podemos saber de qué está hecha la corrección política, después de analizarla y desgranarla elemento por elemento. Por eso prefiero que los lectores lean el libro y los descubran por ellos mismos. Pero si hubiera que resumir en una frase cual es la estrategia de la corrección política, podríamos decir que se fundamenta en lo que Fukuyama denominó “las identidades”. Que en realidad no es más que una manera de enfrentar a unos contra otros, dentro de la misma sociedad: las mujeres contra los hombres, los inmigrantes contra los nacionales, los negros contra los blancos, los homosexuales contra los heterosexuales, etc. Y a los “trans” contra los “cis”. Es decir, a los que no están conforme con su identidad de género con los que sí lo están. Otro artificio construido a partir de un concepto lingüístico (el género), para dividir a la sociedad. La mayor transformación que supone la corrección política es haber movido la noción de conflicto desde el plano personal al de los grupos. La corrección política traslada la lucha de clases marxista a la confrontación grupal de las identidades. Esto demuestra que la corrección política es marxismo sublimado.

 

Encontramos un capítulo entero dedicado a la relación entre marxismo y corrección política. ¿Qué hace que el marxismo sea tan determinante en este tema?

El marxismo no es simplemente un sistema filosófico, es un tipo de moral y, como señalan algunos autores, una especie de herejía del cristianismo. Marx y Engels tomaron del cristianismo muchos elementos para fabricar su doctrina. De hecho, el fin último del marxismo sería construir en la Tierra un “paraíso” que tenga muy poco que envidiar al que propugnan algunas religiones. Como decía el profesor López Aranguren, el marxismo es un tipo de moral práctica que tiene por finalidad la transformación de la sociedad. Por eso es mucho más que un sistema filosófico, porque no se limita a decir lo que está bien y lo que está mal, lo que es justo o injusto, bueno o malo, sino que tiene un fin práctico (la llamada praxis marxista) que lo que busca es transformar el mundo. Lo mismo que la corrección política. En mi opinión, la corrección política es marxismo de segunda generación. No es simplemente marxismo cultural. Eso no existe. Cuando alguien habla de “marxismo cultural”, parece que quiere diferenciarlo del marxismo “económico”. Pero esto es un error de perspectiva. El marxismo es un sistema moral práctico que busca la transformación de la sociedad, por cualquier medio: la ingeniería social e incluso, si fuera preciso, la violencia. Por eso los marxistas actuales están dispuestos a aliarse con los plutócratas a quienes favorece la transformación de la sociedad.

Ahora resulta que los plutócratas son marxistas

Unos y otros pretenden lo mismo y piensan que de ello sacarán provecho. En el fondo, son tan ingenuos unos y otros, que resulta difícil saber quiénes son los tontos útiles: si los plutócratas o los marxistas. Aunque quizá lo sean ambos, porque ahora resulta que los plutócratas son marxistas.

 

Creo que nadie puede negar que la corrección política incide sobre nuestra libertad de expresión, y así aparece en tu libro. Como bien apuntas, te impide pensar, pero llama la atención la afirmación tan radical que haces: “La corrección política te podría matar”. ¿Qué quieres transmitir con esa frase tan contundente?

Este es el título de un artículo que publiqué en El Mundo al principio del estado de alarma. Fue la corrección política la que impidió que en un primer momento se cerrasen las fronteras y se adoptasen otras medidas que habrían reducido el número de contagios por Covid en España. En este sentido, se puede decir que la corrección política contribuyó a que hubiera más muertos. Las manifestaciones del 8-M del 2020, fundadas en los movimientos identitarios que fomenta la corrección política, también ayudaron a incrementar los contagios. Sobre ello no hay ninguna duda. Además, como cuenta Anthony Browne, en uno de los libros más interesantes que se han escrito sobre el tema, en la década de los noventa hubo muchas personas en Gran Bretaña que murieron de sida por culpa de la corrección política y de que el gobierno de Tony Blair no quiso adoptar ciertas medidas que podían ser tachadas de políticamente incorrectas.

 

¿Es un fenómeno que podría revertirse? ¿Aún hay esperanza?

Siempre hay esperanza. De hecho, el epílogo de mi libro lleva por título “El nacimiento de una nueva moral”. Las personas estamos reaccionando contra la corrección política. Ha habido varios manifiestos de intelectuales, muchos de ellos izquierdistas, que se han rebelado contra la corrección política. Los jóvenes tampoco la aceptan. Y también está nuestro periódico El Manifiesto y la editorial Ediciones Insólitas, a la cual agradezco que se haya atrevido a publicar mi libro, tan poco políticamente correcto. Por tanto, sí hay mucha esperanza, y muchas ganas y mucha gente que ha empezado a perder el miedo a decir que está harta de tanta censura y de tanta corrección. Los manifiestos de los intelectuales me recuerdan al “delenda est monarchia” escrito por Ortega en El Sol y que contribuyó al advenimiento de la Segunda República. Luego se tuvo que arrepentir. Lo mismo les ha pasado a muchos intelectuales progres en Estados Unidos y el Reino Unido, que se han dado cuenta que tanto progresismo lleva a la merma de sus libertades y a un retroceso político sin precedentes en la historia.

 

Para terminar. A mediados del siglo XX la contracultura estaba representada por movimientos como el de los Beatniks. En el siglo XXI los contravalores predominantes son los que adoptó la Generación Beat de los años 50 y después todo el movimiento iniciado en Mayo del 68. Ante esta realidad, ¿la aparición de nuevos movimientos contraculturales podría ser la solución capaz de revertir el daño de la corrección política?

Sí, hace falta que las personas se organicen “contraculturalmente” frente a la ideología uniforme que nos quieren imponer. No es tan difícil, pues se trata de algo artificial, que va contra el ser humano y, como decía, contra el progreso de la humanidad. Por tanto, la victoria será de quienes creemos en la verdadera naturaleza de las personas. Defiende tu propia libertad porque, cuando lo haces, estás defendiendo también la libertad de los demás.

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