La relación de Buenos Aires con la cultura hace de esta ciudad un lugar único. Solo así se explica que en el país del fútbol como religión, a la misma hora en que Argentina jugaba un partido clave con Brasil (que perdió 3-0), un millar de personas hicieran horas de cola para escuchar a Michel Houellebecq, el autor de Sumisión, que subió al escenario rodeado por los dos guardaespaldas. Le acompañan a todas horas después de que sufriera amenazas por este último libro, en el que imagina una Francia en 2021 gobernada por un partido musulmán moderado que impone la religión en la educación. Houellebecq no decepcionó esa expectativa de los porteños, que hace 100 años estaban acostumbrados a ver cómo todos los intelectuales europeos pasaban largas temporadas allí –aún se conserva la habitación que usó García Lorca–. Y logró una enorme atracción de público muy joven con su visión demoledora de las élites francesas y europeas y de la situación política actual.

Houellebecq: «Los intelectuales han abandonado a la izquierda»
«Las ideas populistas son calificadas por las élites de abyectas y nauseabundas. Y me parece muy elocuente el insulto de nauseabundas, es decir, que huelen mal. Porque las élites dicen al pueblo: oléis mal».
La relación de Buenos Aires con la cultura hace de esta ciudad un lugar único. Solo así se explica que en el país del fútbol como religión, a la misma hora en que Argentina jugaba un partido clave con Brasil (que perdió 3-0), un millar de personas hicieran horas de cola para escuchar a Michel Houellebecq, el autor de Sumisión, que subió al escenario rodeado por los dos guardaespaldas. Le acompañan a todas horas después de que sufriera amenazas por este último libro, en el que imagina una Francia en 2021 gobernada por un partido musulmán moderado que impone la religión en la educación. Houellebecq no decepcionó esa expectativa de los porteños, que hace 100 años estaban acostumbrados a ver cómo todos los intelectuales europeos pasaban largas temporadas allí –aún se conserva la habitación que usó García Lorca–. Y logró una enorme atracción de público muy joven con su visión demoledora de las élites francesas y europeas y de la situación política actual.
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