Qué hallazgo (el de Gombrowicz) lo de la “sopita humanitaria”. Qué actual. Qué español. Sopita humanitaria que es, naturalmente, sopita sentimental. España es la gran consumidora de sopita sentimental. Nada se es, todo se siente. ¡Hasta la Justicia! Los políticos y los llamados medios son los grandes productores, suministradores y propagandistas, al tiempo que consumidores, de la sopita sentimental.
Un país de adictos; sin sopita sentimental no hay España
Un país de adictos; sin sopita sentimental no hay España. No individuos, no ciudadanos libres e iguales: manada sentimental. Hipócritas izquierdistas culogordos, mamalones lloricas, y aguantones cautivos del tacto rectal colectivo moralmente superior y de la mentecatez manolitogafotas y lucaslírica, constituyen ya la inmensa mayoría del rebaño español. Hay porquería tribal mediocridad latrocinio y corrupción endémica ciertamente, pero, piénsenlo, la sopita sentimental es la droga que entontece y el suero que alimenta y hace posible el basural español.
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