Las lagartas
Defender a Plácido Domingo porque no están probados sus galanteos y seducciones (sus “acosos”, en neolengua) es tanto como decir: “Ah, pero si estuvieran probados…”. Defender a Plácido Domingo con tal razonamiento—el mayoritario— es tanto como bendecir las ideas que mueven a las lagartas y lagartos.