El trío Garzón, Delgado y Villarejo

España, España... ¡Ay, qué pena! ¡Ay, qué vergüenza!

Está circulando por Internet —ese canal por el que circulan tanto cosas hediondas como maravillosas— el siguiente texto que está obteniendo una colosal difusión. Seguro que los lectores de El Manifiesto también se sumarán y contribuirán a ella.

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Imaginad que le tenéis que explicar a un extranjero que, en España, la Fiscal General del Estado es una exministra de Justicia y actual pareja de un antiguo juez expulsado por prevaricar, el cual es ahora abogado de narcotraficantes, amigo de un excomisario corrupto, actualmente encarcelado y que, cuando estaba en activo, se dedicaba a espiar para todos y a sacar “información por vía vaginal”, como afirmó la actual Fiscal General del Estado en una conversación grabada y divulgada por el excomisario corrupto. Se refería al proyecto de montar un burdel con prostitutas dedicadas a obtener en sus coyundas el máximo posible de información.

Pero seguid imaginando que a vuestro amigo extranjero también tenéis que explicarle otras cosas. Por ejemplo, que la presidenta del Congreso de los Diputados es la novia del actual ministro de Justicia, y que el ministro de Asuntos Sociales y vicepresidente segundo del Gobierno es pareja de la ministra de “Igual-dá”, ése al que le llegó la tarjeta de móvil de una dirigente de su  partido, supuestamente robada por el excomisario corrupto y que contenía fotos íntimas de ambos, tarjeta que él, protector de mujeres desvalidas, se quedó para evitar presionarla, destruyendo supuestamente el contenido de la tarjeta y montándole después un periódico.

Y decidle también a vuestro amigo extranjero que el presidente del Gobierno que copió su tesis doctoral enchufó a su hermano en un cargo del que ya se ha cogido un año de excedencia.

Y contadle que la mujer del mismo presidente del Gobierno preside un instituto hecho para ella y cuyo salario está clasificado como secreto de Estado.

Y decidle que en España estamos gestionando una crisis sanitaria bajo directrices de un comité de expertos científicos que no existe.

Y decidle todo ello, si podéis, sin reíros y sentir una profunda vergüenza...

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

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