Tal vez sea casualidad. O tal vez designio de los demonios. Lo cierto es que el 7 de noviembre es, por acumulación, la fecha más siniestra del calendario. No sólo del español: del mundial.
7 de noviembre de 1917: triunfa la Revolución bolchevique
En tal día del año 1917, en Rusia, las hordas comandadas por Lenin tomaban el poder y triunfaba la Revolución bolchevique.
7 de noviembre de 1936: empiezan las matanzas en Paracuellos
Diecinueve años más tarde, en la madrugada del 7 de noviembre de 1936, cuando sus émulos españoles luchaban por consolidar la Revolución bolchevique ibérica (como la denominaba Francisco Largo Caballero, secretario general del PSOE y presidente del Consejo de Ministros de la República, generalmente conocido como el Lenin español), las hordas comunistas y socialistas asaltaban en tal día la cárcel Modelo de Madrid y emprendían en Paracuellos del Jarama el asesinato de 5.000 presos, entre los cuales figuraban, además de 267 menores de edad, los escritores Pedro Muñoz Seca y Ramiro de Maeztu.
7 de noviembre de 1938: la aviación roja bombardea la población civil de Cabra. Ocasiona 109 muertos y más de 200 heridos
En tal día como este 7 de noviembre, la ciudad cordobesa de Cabra fue bombardeada en 1938 por la aviación de la República. Era un lunes, día de mercado, lo que hizo aumentar el número de víctimas: 101 muertos y más de 200 heridos. ¿Constituía la ciudad de Cabra un objetivo militar? No. ¿Estaba situada Cabra en las proximidades del frente? No, estaba muy lejos. ¿Se conocen las razones de tal brutalidad? No, se ignoran por completo.
Hasta tal punto se ignoran los motivos del bombardeo que uno se pregunta… si no sería por celebrar el día 7 de noviembre, aniversario de la revolución soviética, de la cual procedían, por cierto, los tres aviones Katiuska SB-2que sembraron la muerte aquella fría mañana de noviembre.
En el vídeo que publicamos se puede medir todo el horror de la masacre. Sobra por tanto cualquier otro comentario. No nos ensañemos, por favor, con lo que, setenta años después, convendría, desde un lado y desde el otro, cerrar una vez por todas.
Pero están empeñados en no cerrarlo, en seguir echando sal y más sal en la herida (pregúntenselo, si no, al juez Garzón, que acaba, por cierto, de recibir un primer revés en la Audiencia Nacional; algo es algo, aunque sea poco).
¿Quiénes están empeñados en mantener abierto un conflicto del que pronto ya no quedará vivo ni uno solo de sus combatientes? Sólo está empeñada en tal locura una fracción, es cierto, de la sociedad española —pero llevan la voz cantante— identificada ideológicamente con el bando de quienes perdieron la guerra.
Por ello no toca más remedio que recordar hechos como el de Cabra.
¿Recordarlo?… No, darlo a conocer, pues la masacre cometida en Cabra es casi totalmente desconocida por la opinión pública española, y ya no digamos por la internacional. Exactamente todo lo contrario de lo que sucede con el bombardeo de Guernica, igual de condenable, ni que decir tiene, que el otro, y cuyas víctimas (tan inocentes como las de Cabra) alcanzaron una cifra muy parecida a los muertos de la ciudad andaluza.
Lo que pasa es que ni había en el bando nacional un Picasso, ni se caracterizaron sus propagandistas por la habilidad que siempre han mostrado los de la República, o por la desfachatez con la que los apologistas de Guernica elevaron a miles las cifras de víctimas.
En 2018, esta carta se hizo viral en las Redes Sociales
A la Excma. Sra. Carmen Calvo, Vicepresidenta del Gobierno
Excelentísima Señora:
Este 7 de noviembre se cumplen 80 años del bombardeo de Cabra (Córdoba), su ciudad natal, por parte de la aviación republicana, la cual arrojó más de seis toneladas de bombas sobre la población civil de una ciudad situada en territorio del bando nacional, alejada del frente y carente de todo valor estratégico. El bombardeo se concentró sobre el mercado de abastos y sobre un barrio humilde, habiendo causado 109 muertos, entre ellos 14 niños, y más de 200 heridos.
Me gustaría saber qué actos piensa organizar el Gobierno de España para recordar esa masacre y pedir perdón.
Es gracia que solicito de Vuestra Excelencia, cuya vida guarde Dios muchos años.
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