La miembra de Bibiana, la huelga en la calle

Algo más que problemas terminológicos: la crisis aprieta

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ROBERTO DE LA CRUZ/PAGINASDIGITAL.ES
 
No es sorprendente que una chica de 31 años, empapada de la ideología posmoderna de su jefe y recién llegada al Gobierno, carezca de complejos al utilizar términos inexistentes en su primera comparecencia en el Congreso. Más grave es ver cómo un político curtido es capaz de negar lo que acaba de afirmar apenas transcurridas doce horas.
 
Está escrito en el diario de sesiones. El miércoles por la tarde en el Congreso, en respuesta a una interpelación formulada por Llamazares, el ministro de Economía señaló que "las medidas más importantes que venimos adoptando ante la crisis las empezamos al principio de la legislatura". El jueves a Solbes lo esperaban los periodistas en la cámara baja. Era la primera vez que el vicepresidente utilizaba ese término para referirse a la situación económica de nuestro país. Había que preguntarle. "Yo he hablado de desaceleración siempre, incluso ayer. Lo único que hablé fue que había que prepararnos para la crisis pero en ningún momento hablé de crisis".
 
A mediodía, y después de reunirse con el presidente mexicano Felipe Calderón, Zapatero ofreció la clave. Da igual cómo calificar las situaciones. "Que cada uno lo haga como quiera". Es contradictorio. Un actor político -él lo sabe bien- no puede permitirse la licencia de utilizar expresiones que, aun siendo perfectos descriptores de situaciones como la que atraviesa nuestra economía, puedan alterar más los nervios de quienes las padecen.
 
La agenda ideológica tendrá que esperar
 
Pero el verdadero problema que ahora tiene que afrontar el Gobierno no es precisamente el de encontrar cómo definir mejor el estado de nuestras cuentas. Mucho menos el de ofrecer nuevos términos a la Real Academia ni analizar si los hombres hemos variado en la masculinidad -pocas veces una ocurrencia había dado tantos titulares. La agenda cultural del Gobierno, que preveía impulsar la ideología de género desde el comienzo de la legislatura, se ha visto trastocada. Zapatero y su equipo se ven obligados a mirar la realidad y observar que el problema está en la calle.
 
Se lo llevan diciendo siete días en toda España. Hay gente a quien le cuesta más dinero trabajar que quedarse con el camión aparcado; que ven irrisorias las medidas que les proponen desde el Ejecutivo -con las que cada trabajador obtendría 163 euros-; y que sufren el régimen sancionador más duro de toda la Unión Europea. Bibiana, tu momento tendrá que esperar.

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