Un punto de vista valenciano

Cataluña exige

Acaba de publicarse un largo artículo de Daniel Sirera, presidente del PP de Cataluña: “Una verdad incómoda. Sobre las inversiones en Cataluña”. En él, su objetivo es demostrar la culpabilidad del Gobierno ZP en el caos de infraestructuras de esta región. Sin embargo, le sale el tiro por la culata y pone demasiado a las claras las presiones que sufrió el Partido Popular a manos del lobby nacionalista. Recordar por qué fue así no es labor de arqueología, sino de hemeroteca: la necesidad del pacto con CiU para gobernar, y, por tanto, el sometimiento al chantaje de los nacionalistas catalanes.

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Josep Carles Laínez
 
El gráfico que encabeza el texto es por sí sólo elocuente: frente al 2,58% del incremento anual de inversiones en Cataluña por parte del PSOE, nos encontramos con un ¡33,32%! en las legislaturas gobernadas por el PP. Hemos de agarrarnos fuerte para que la primera línea del texto de Sirera no nos zarandee: Cataluña necesita más inversiones en infraestructuras para mejorar su competitividad. ¿Más? ¿¡Más aún!?
 
Para quien no entienda tales cifras, es muy sencillo: en cuestión económica, de fomento y desembolso de miles de millones de pesetas a Cataluña, en detrimento de otras comunidades, el PP se lleva la palma. Claro, luego en Valencia se entiende perfectamente por qué aún no hay AVE a ninguna de nuestras ciudades, por qué se prima el puerto de Barcelona frente al de la capital del Turia (cuando es la salida mediterránea lógica a la línea Lisboa-Madrid-Valencia), por qué en publicaciones bajo el sello del PP se nos denomina “catalanes” (al margen de la cuestión lingüística), por qué no se fomenta el aeropuerto de Manises frente al de El Prat, siendo un destino más lógico para el Mediterráneo y África, o por qué no hubo trasvase del Ebro durante los ocho años que José María Aznar estuvo al frente del Gobierno… Barcelona no quiso. ¿Y ahora se nos quiere convencer de lo contrario?

Al votante del PP, el artículo de Daniel Sirera debe dejarle un extraño sabor de boca. Si el votante pertenece al Reino de Valencia, le queda la impresión de que votando al PP, si gana el PSOE en Madrid, le irá mal, porque intentarán asfixiarlo para que a Francisco Camps o a Rita Barberá les cueste más sumar logro tras logro (visita de S.S. El Papa, America’s Cup, Gran Premio de Fórmula 1 en circuito urbano) poniendo a la capital de Valencia en el mapa internacional; pero, lo que son las cosas, si gana el PP en Madrid, mal también, pues para qué van a dar nada si hay que pactar con los catalanes y, además, en Valencia ya se gana de mayoría. Al español, por su parte, la sensación es que vote a uno o a otro, Cataluña siempre saldrá ganando, tratando a las demás zonas españolas como meras colonias. No en vano, a Daniel Sirera le sale una vena rara al final, de nuevo rico, cuando afirma: Cataluña necesita de nuevas infraestructuras que permitan que vuelva a ser la locomotora de la economía española. No, señor Sirera. Cataluña, y sobre todo Barcelona, necesita que se le paren los pies en el doble rasero con que mide sus aspiraciones y las de las demás comunidaes autónomas, y que otras potencias (por ejemplo la Ciudad de Valencia) asuman papeles que a la capital catalana, por su periférica situación geográfica, tan a desmano de todo, no habrían de competerle.

Enhorabuena al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por haber frenado un “amor a Cataluña” del PP tan sospechoso. Además, Daniel Sirera, queriendo demostrar lo indemostrable, pone en evidencia a todos sus compañeros de partido, sobre todo a los valencianos. ¿Con qué cara dirán ahora que el PSOE se pliega a las ínfulas de los nacionalistas más que el PP? ¿Cómo convencerán de que con Mariano Rajoy al frente Cataluña no va a seguir de nuevo tragando para ella sola, soberbia e insolidaria? Ardua tarea.

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