Esta gente está atacada, oiga

Violencia en Norteamérica: un huracán perpetuo, grave y muy caro

La violencia en Norteamérica está alcanzando cifras preocupantes. Lo dice la Universidad de Georgia. Las agresiones entre personas cuestan todos los años al Estado unos 70.000 millones de dólares. Dato de referencia: los daños causados por el huracán “Katrina” se evaluaron en 80.000 millones de dólares. La violencia entre la gente ocasiona gastos como los de un huracán. Hay 17.000 homicidios al año. La cifra anual de norteamericanos que han de recibir asistencia sanitaria por actos violentos se eleva a 2,2 millones de personas. Y aún hay quien dice que este es el espejo en el que debemos mirarnos. Precaución.

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Según el estudio que ha realizado Phaedra Corso para la universidad de Georgia, que se publica este mes en la American Journal of Preventive Medicine (“Revista americana de medicina preventiva”), a Estados Unidos la violencia le cuesta 70.000 millones de dólares anuales. Para hacernos una idea de la enorme cantidad que supone esta cifra, baste saber que el Presupuesto Federal Anual de Educación es de 67.200 millones de dólares y que los daños estimados causados por el huracán Katrina fueron de unos 80.000 millones. 

Para este estudio, Phaedra Corso y los demás investigadores analizaron 8 grupos de datos  compilados por el Gobierno Federal. El objetivo era averiguar los gastos médicos, así como las pérdidas en producción que origina la violencia. Los primeros hacen referencia a los gastos médicos a través de programas como Medicare o Medicaid. Las pérdidas en productividad son, por definición, los costes sociales que se obtienen midiendo la contribución que el individuo podría haber hecho a través de su trabajo. El estudio ha arrojado los siguientes datos:


La mayor parte de los 70.000 millones de dólares en costes están relacionados con las pérdidas de productividad (64.400 millones) frente a los 5.600 millones restantes, que se gastaron en cuidados médicos. Anualmente 2,2 millones de americanos deben acudir al médico debido a la violencia interpersonal, lo que se traduce en unas pérdidas de 33.000 millones en productividad y 4.000 millones en cuidados médicos. Además, el coste de las lesiones auto-provocadas asciende a 33.000 millones todos los años, de los cuales 32 se pierden en productividad y uno en costes médicos. 

Los 17.000  homicidios anuales que se producen en Estados Unidos cuestan 22.100 millones de dólares, siendo el coste por homicidio de 1,3 millones de gastos de productividad y 4.906 dólares en cuidados médicos. El coste individual de un suicidio es de 1 millón de productividad y 2.596 dólares en costes, mayor que el de las heridas fatales, que es de 9.726 dólares en pérdidas de producción y 7.234 en costes médicos.


Varón, joven…

El estudio, además, ha revelado, estudiando los costes de la violencia en distintos subgrupos, que existen sectores de población con más posibilidades de ser agredidos: los hombres y los jóvenes.  El 68% de los costes por asalto y el 63% de los de lesiones auto-infligidas se produjeron en hombres entre los 15 y los 44 años.


Phaedra Corso, que trabaja para el Departamento de Salud Pública de la UGA (University of Georgia) y como economista en los “Centros de Control y Prevención de enfermedades”, pretende demostrar a través de su investigación cuánto dinero podría ahorrarse EE.UU. si se invirtiera en programas que ayuden a reducir la violencia interpersonal y la violencia autoinfligida, como el suicidio. “La violencia se puede prevenir y este estudio hace especial hincapié en los beneficios que ello reportaría”, dice Corso. Los investigadores apuntan que existen programas que ayudan a reducir la violencia. Por ejemplo, los programas escolares que enseñan al alumno a centrarse para mejorar su rendimiento académico o a adquirir habilidades para la resolución de problemas, como el curso Safe Dates

Corso explicó que la encuesta no era perfecta, puesto que el estudio “subestima, probablemente, los costes económicos de la violencia. Ello se debe a que muchas personas no acuden a los centros médicos cuando tienen lesiones y atribuyen sus golpes -debidos realmente a la violencia de género o a intentos de suicidio- a accidentes domésticos”.


“Hay un componente vital que esta investigación no recoge”, dijo Corso. Es importante saber que las víctimas de la violencia tienen más posibilidades de padecer depresión, ansiedad, desórdenes post-traumáticos, etc. Pensemos en  los alumnos de la Universidad de Virginia. Nadie puede valorar el impacto que la violencia ha tenido en los estudiantes y los familiares de las víctimas. Este tipo de coste no se puede reflejar en el estudio, pero se debe tener en cuenta”, añadió.

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