Italia: ¿fin de Silvio Berlusconi?

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Desacreditado en el extranjero, impugnado por sus antiguos aliados de derechas que han exigido su dimisión y preparan una moción de confianza contra él, afectado por las “revelaciones de WikiLeaks, el Cavaliere parece jugar el último acto de una tragicomedia llena escándalos sexuales y de juicios ante los tribunales.

Pese a ello, el primer ministro italiano mantiene la moral, y el pasado fin de semana se burló en Sochi (Rusia), donde asistió la Cumbre italo-rusa, de sus adversarios italianos, a los que considera insignificantes. Respondiendo a las indiscreciones de WikiLeaks que lo acusan de basar su relación con Putin y Medvedev en “intereses personales” y que lo califican de “deprimido y cansado por sus excesos”, enumeró sonriendo todos sus actuales viajes, al tiempo que negaba tener cualquier interés privado en Rusia, dado que su fortuna ya está constituida.
 
Seguidamente se burló de sus antiguos aliados políticos de la derecha italiana, emplazando “para el 14 de diciembre a quienes derribar a su Gobierno elegido por una mayoría de italianos”. A su juicio, el voto de confianza que se ha anunciado constituye “un inmenso farol” que tendrá la virtud de “revelar el nombre de los traidores”. Aludía con ello a los diputados leales al Presidente de la Asamblea, Gianfranco Fini, antiguo dirigente fascista, que ha fundado Futuro y Libertad para Italia y que dirige la rebelión. De momento, Berlusconi se niega a dimitir. Sabe que los 85 diputados de centro derecha que están dispuestos a sumar sus votos a los de la izquierda a fin de que caiga el Cavaliere, temen la celebración de elecciones anticipadas, puesto que las perderían, ya que el Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi sigue en cabeza y está más unido que nunca a la Liga Norte (populista y federalista), la cual sigue avanzando.
 
Se sabe quiénes son los rebeldes: 36 diputados del FLI de Fini, 35 de la Unión del Centro (UDC) de Pier Ferdinando Casini, 6 de la Alianza para Italia (API) de Francesco Rutelli, cofundador del Partido Demócrata (izquierda) y 5 del Movimiento para la Autonomía (MPA) de Vicenzo Lombardo,  presidente de la región de Sicilia. La debilidad de este “tercer Polo” consiste en que está condenado a unir sus votos a los de la izquierda, lo cual le desacredita ante sus electores de centroderecha, razón por la cual pide que se cambie la legislación electoral a fin de fortalecer a los pequeños partidos, al mismo tiempo que solicita al Presidente de la República, el ex comunista Giorgio Napolitano, que designe un nuevo primer ministro sin pasar por las urnas.
 
Ahora bien, como se pregunta el Cavaliere, ¿va Napolitano a “mandar a casa a quienes han ganado las elecciones (es decir, a Silvio Berlusconi y a Umberto Bossi, jefe de la Liga Norte. NDLR), al tiempo que forma gobierno con quienes las han perdido? La apuesta es arriesgada para Gianfranco Fini, que desde hace quince años quiere suplantar al Cavaliere jugando la carta “centrista”. Existen cuatro posibles escenarios: 1) Un gobierno de centroderecha a cuyo frente esté cualquier persona que no sea Berlusconi: es lo que desea el “Tercer polo” en caso de que triunfe la moción de confianza. 2) Un nuevo gobierno surgido de la alianza entre la derecha antiberlusconiana y la oposición de izquierdas, lo cual constituye una opción sumamente arriesgada. 3) La crisis conduce a elecciones anticipadas ganadas por la derecha berlusconiana: Fini lo pierde todo y la izquierda se encuentra moribunda. 4) Si fracasa la moción de confianza, se reconstituye un nuevo Gobierno Berlusconi, pero debilitado al disponer de una mayoría muy reducida, lo cual ya sucede actualmente, como constata el diputado europeo Gabriele Albertini, ex alcalde de Milán, quien considera que la rebelión de los hombres de Fini aliados a los centristas ya ha penalizado al Gobierno en el terreno de las reformas, al tiempo que compara la actual crisis con la oposición entre pretorianos y legionarios en el Imperio Romano…
 
A la vez que apoya al Gobierno, Albertini, una de las personalidades más cultivadas de la clase política italiana, deplora que no se respete el “código ético” propuesto por Fini (varios miembros de la mayoría están inculpados por corrupción), así como el partido de Berlusconi rechace la diversidad. A su juicio, hay otro escenario posible: consistiría en que dimitiera el Cavaliere y se le encargara la formación de un nuevo Gobierno reequilibrado. En cuanto a la Liga Norte, que aboga por el “federalismo fiscal”, considera que defiende a Berlusconi “no por amor hacia él, sino por amor hacia el proyecto federalista que apoya”.
 
Ahora bien, no se debe olvidar que quienes quieren que caiga la coalición Berlusconi-Liga Norte no sólo tienen motivaciones virtuosas: esta coalición ha aprobado, en efecto, leyes revolucionarias, enmendadas por los revoltosos y destinadas a introducir en Italia el “federalismo fiscal”, el cual prevé responsabilizar y sancionar a las regiones mal gestionadas, que son a menudo las de los revoltosos, cuentan a veces con una fuerte presencia mafiosa y cuyos gastos son exorbitantes…

© France-Soir

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