A Hugo Chávez se le hace la boca… petróleo

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ÁNGEL MAESTRO

Conforme a las últimas estimaciones, una vez calculadas las gigantescas reservas del Orinoco, se estima que las reservas venezolanas pueden ser superiores a las de Arabia Saudí. Las reservas convencionales, excluidas las del Orinoco, ascienden a 81.000 millones de barriles de crudo, y un potencial de 270.000 millones de barriles de crudos no convencionales. Las reservas probadas de gas natural ascienden a unos 43 billones de metros cúbicos.

La política energética de Chávez  desde que asumió el poder ha ampliado el control estatal de las industrias petrolíferas y gasíferas. Por ley, todas las operaciones extranjeras en Venezuela deben ser compartidas con la entidad estatal de Petróleos de Venezuela, quien posee participación mayoritaria en los proyectos.

La política  exterior de Chávez está relacionada con su política energética. Su animadversión hacia Estados Unidos le ha llevado a anunciar que Venezuela reducirá sus ventas de crudo al mercado estadounidenses, que actualmente recibe alrededor del 60% de sus exportaciones. China ha sabido aprovechar este ambiente para promoverse como nuevo socio energético de Venezuela.

La relación de China con Chávez es hoy por hoy la más sólida que el gigante asiático mantiene en Hispanoamérica. El primer satélite encargado por Venezuela y destinado a airear la propaganda de Chávez, denominado “Simón Bolivar”, está siendo fabricado en China, donde se encuentran formándose ingenieros y técnicos de telecomunicación venezolanos.

Además de los 1.500 millones de dólares prometidos a Venezuela, la alianza estratégica para explotar la franja del Orinoco podría requerir inversiones adicionales de 4.000 millones de dólares, lo que convertiría a Venezuela en la principal receptora china en la región.

También existen algunos problemas en la financiación. Por ejemplo, las compañías chinas dan preferencia a los trabajadores  chinos en sus proyectos en el extranjero, y, salvo Brasil, las naciones hispanoamericanas no poseen leyes que limiten esa práctica.

Por el momento, las exportaciones de crudo de Venezuela equivalen a sólo el 2,3% de las importaciones de China, muy por debajo del 18% de Angola, el 16% de Arabia Saudita, y el 12% de Irán. Hoy en día el petróleo venezolano tarda 44 días en llegar a China. Existe el proyecto de construir un oleoducto a través de Colombia, lo que reduciría el tiempo de transporte a 23 días. En términos estratégicos, la distancia entre China y Venezuela significa que el país asiático sería incapaz de suministro en caso de un eventual conflicto, por lo que China se concentraría en defender sus fuentes de suministro más cercanas. Es improbable, por tanto, que se arriesgue a depender en excesiva medida del suministro energético de Hispanoamérica.

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