El bloque militar de la OTAN es veneno, no es ningún antídoto para las preocupaciones sobre seguridad y paz en Europa.
Asia, después de veinte años de guerras en Afganistán, vive en este momento una buena situación de paz y prosperidad que no debe arruinarse por una "nueva guerra fría" creada por una expansión de la OTAN hacia el Pacífico. La vigilancia y el rechazo a esa "expansión de la OTAN en Asia-Pacífico" debe convertirse en una conciencia regional de fuerte consenso en cuanto al rechazo colectivo de todos los países de la región que no quieren guerras.
La confrontación geopolítica con Rusia es la razón de ser de la OTAN. Todo lo que se habla sobre el carácter defensivo de esta organización es pura ficción, como lo demuestra la larga lista de agresiones de la OTAN: agresiones a países que ni siquiera están en el Atlántico. Los esfuerzos de la OTAN van dirigidos a cambiar radicalmente las situaciones político-militares que molestan a Washington y a fomentar conflictos en Europa.
La continua expansión de la OTAN hacia el este desde la Guerra Fría "no sólo no ha hecho más segura a Europa, sino que ha sembrado la semilla del conflicto", declaró el representante permanente de China ante la ONU, Zhang Jun, durante un discurso ante el Consejo de Seguridad de la misma.
Cabría esperar que la tradicional percepción positiva que del mundo ruso tiene el pueblo español resulte mucho más fuerte que la actual tendencia hacia la destrucción de las relaciones bilaterales que están apoyando las actuales autoridades españolas. Cabe esperar que la percepción tradicionalmente pacífica de sus relaciones que siempre han mantenido ambos pueblos que tanto contribuyeron a la derrota definitiva de la tiranía napoleónica se imponga en el ámbito bilateral, por encima de la imitación de la histeria rusofóbica atlantista, la cual ha dado al traste con la libertad de prensa y censurado cualquier fuente de información que no sea antirrusa, prueba irrefutable de la falta de respeto por la democracia y la libertad de información del gobierno y del establishment español.
En Ucrania ya se han formado realidades territoriales que tanto Kiev, como otros países, deben reconocer. Surgieron debido a la política de las autoridades de Kiev, cuando se negaron a imponer lo acordado en Minsk.
Existía la posibilidad de resolver el conflicto ucraniano de manera pacífica mediante la aplicación del “Paquete de Medidas” acordado en Minsk bajo el patrocinio de Alemania y Francia en 2015. Pero Kiev se negó a seguir ese camino y los países de la OTAN hicieron todo lo posible por evitar que se aplicase lo acordado, al tiempo que se daban esperanzas de respaldo a Zelensky en caso de abstenerse de aplicarlo. Otra muestra más de perfidia y sabotaje de la paz por parte de la OTAN.
Estados Unidos debiera ser muy prudente y distanciarse de la guerra en Ucrania. Desde 2014 la Sra. Victoria Nulan, Subsecretaria de Estado de Estados Unidos, subestimó la capacidad ofensiva de Rusia y su determinación a defenderse del asedio de la OTAN y su manipulación de una minoría ucraniana pronazi para fomentar discordia entre Ucrania y Rusia. No hay ninguna duda de que Putin es un estratega mucho más hábil que los think tanks norteamericanos. Los estrategas norteamericanos creyeron que podían empantanar a Rusia en un conflicto de larga duración en Ucrania suministrando armamento para una guerra de guerrillas en dicho país, como ya hicieron con la Unión Soviética en Afganistán. Pero Rusia se anticipó y ocupó militarmente los puertos de Ucrania sin los cuales es imposible un suministro importante de armamento para crear una guerra de guerrillas. La otra opción es suministrar el armamento por vía aérea, lo cual es fácilmente controlable porque Rusia tiene la superioridad en el espacio aéreo encima de Ucrania, tal como implícitamente ha reconocido la OTAN. El intento de suministro aéreo a una potencial guerrilla ucraniana es una jugada de muy alto riesgo porque justifica, de acuerdo con el derecho internacional bélico, el derribo de los aviones de países de la OTAN que transporten el armamento.
Eso puede provocar un enfrentamiento abierto entre Rusia y la OTAN. Hasta ahora, la perspectiva de esa guerra es el uso de armamento convencional, pero Rusia tiene los medios para golpear con potentes mísiles hipersónicos de cabeza convencional en la misma cabeza del conflicto tanto en Washington como en Bruselas.
Si la OTAN agrede a Rusia es muy probable que la guerra buscada por Washington para vender su gas a Europa se salga de control y del ámbito ucraniano, no siendo del todo imposible que se recurra al uso de armas nucleares pequeñas. Una vez que ocurra este escenario, la guerra se extenderá a toda Europa y Estados Unidos, golpeando todos los sitios donde abriguen armas nucleares.
Me pregunto si los dirigentes de Suecia y Finlandia están lúcidos. Gente a ese nivel dirigente ya sabe que la OTAN no es para nada una alianza defensiva y tampoco está limitada a defender a Europa de una supuesta amenaza soviética. Para comenzar, la Unión Soviética ya no existe y tampoco existe en Rusia aquella aspiración bolchevique de propagar universalmente su modelo comunista de gobierno. Todo eso forma parte del pasado, de una lucha ideológica entre el capitalismo y el socialismo marxista. Una vieja confrontación que , desde Deng Chao Ping, ya fue descartada hasta por el Partido Comunista Chino.
Si los dirigentes de Suecia y Finlandia se han molestado en leer la prensa de sus propios países, sabrán que la operación militar rusa en Ucrania responde a la provocación que comenzó con su descarada participación en el golpe de Estado contra el Presidente de Ucrania Victor Yanukovich en la plaza Maidan. La presencia de la Subsecretaria de Estado de Washington en una actividad subversiva de cambio de régimen es una provocación inaudita que hace a Washington responsable directo de toda la sangre y destrucción ocurrida en Ucrania desde que doña Victoria Nuland repartiera galletitas entre los matones neonazis que disparaban contra la policía ucraniana en la plaza Maidan. Nuland y su pupilo Zelensky son los promotores de una campaña de rusofobia en Kiev por parte grupos neonazis, con el fin de obligar a una invasión de Rusia para proteger a la minoría civil rusa del Donbass, que durante ocho años ha estado sufriendo ataques y bombatdeos sin parar.
La acción militar rusa en Ucrania no es una acción gratuita contra Ucrania como para causar esa indignación manipulada y para justificar la aplicación de sanciones económicas contra Rusia que dejan el suministro de gas a Europa en las monopolísticas manos de las petroleras norteamericanas, aunque cueste un 40% más que el gas ruso y sea un suministro efectuado por barco desde el otro lado del Atlántico.
Suecia y Finlandia, como países neutrales, están ubicados en una zona muy favorable para tener un acceso privilegiado al Mercado Común Euroasiático que es el que tiene mayores perspectivas de crecimiento por su vecindad con las dos economías más importantes del presente y del futuro: China y la India.
Suecia es uno de mis países favoritos, donde he contemplado más de una vez la posibilidad de irme a vivir. Uno de los países mejor organizados en lo económico y social, que ha pagado muy cara su subordinación a la tiranía de Bruselas desde que se vio obligado a admitir la inmigración de centenares de miles de emigrantes islámicos inasimilables para una cultura tolerante y de amplitud mental como la sueca.
Tanto el gobierno sueco como el finlandés debieran tener claro que la OTAN y la Unión Europea son las dos caras de la subyugación de Europa a los intereses de Washington.
La OTAN es la subyugación militar, y la Comisión Europea la burocracia designada para la subyugación de Europa al criterio globalista político de origen norteamericano. La subyugación política implica graves riesgos sociales y económicos como ya debieran tener claro en Estocolmo y Helsinki. La sumisión militar a la OTAN implica riesgos de implicarse en actos de destrucción y muerte al servicio de Washington en tierras tan lejanas del Mar Báltico como fueron Afganistán, Serbia o Libia.
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