Los dos recientes huracanes que recientemente azotaron a Cuba, de Sur a Norte y de Este a Oeste, han producido daños de tal magnitud en la agricultura de la isla que están afectando ya a las necesidades alimenticias de la población. Sus consecuencias han sido devastadoras para la economía de la antaño perla de las Antillas.
Los dos recientes huracanes que recientemente azotaron a Cuba, de Sur a Norte y de Este a Oeste, han producido daños de tal magnitud en la agricultura de la isla que están afectando ya a las necesidades alimenticias de la población. Sus consecuencias han sido devastadoras para la economía de la antaño perla de las Antillas.
La situación económica cubana, dentro de los parámetros habituales de su nivel de vida, iba experimentando poco a poco alguna mejoría, merced no sólo a la ayuda venezolana, sino a los beneficios producidos por la explotación de níquel, que desplazó al turismo como principal fuente de ingresos. Pero las consecuencias de los huracanes fueron tan devastadoras, al destruir toda clase de explotaciones agrícolas en enorme cantidad, que han comenzado a repercutir de forma considerable en el abastecimiento alimenticio de la población.
A ello se han sumado otras causas más continuadas y sin relación con las furias de la naturaleza, pues el último año ha sido el de aplicación más férrea de la política de embargo de la Administración Bush contra el régimen de los Castro. En su recrudecimiento se han emprendido acciones de persecución a nivel internacional contra entidades gubernamentales, empresas, bamcos y ciudadanos de terceros países. Además se ha desarrollado una original medida de presión, cual es la del bloqueo de sitios de Internet que tengan algún vínculo con Cuba.
Algunos economistas han calculado que el perjuicio económico, comercial y financiero causado por el embargo asciende a más de 93.000 millones de dólares. Dicha cifra representa 1,6 veces el producto interior bruto ,PIB cubano, equivaliendo a unas doce veces la deuda externa cubana.
La estrategia que intenta, con tales medidas, doblegar a la tiranía castrista no parece susceptible de producir efectos decisivos cuando, dentro de dos meses, se producirá el quincuagésimo aniversario de la toma del poder por el tirano. Ciertamente un “record” de longevidad, hoy sólo superado por la reina Isabel II de Gran Bretaña.
Las causas de la supervivencia del régimen cubano pueden obedecer, principalmente, a dos. Una, el ser una isla. Si se hubiese tratado de un país continental, muy posiblemente las acciones de los servicios de inteligencia estadounidenses, impulsados por las distintas administraciones tanto republicanas como demócratas, hubiesen dado su fruto y conseguido derrocar la dictadura. Tras el fracaso del desembarco en Bahía Cochinos (en cierta parte por las contradicciones yanquis en su desarrollo), las condiciones geográficas de la isla facilitaron la eficaz labor de la policía y de los servicios de seguridad cubanos, impidiendo mediante la represión que se formara una fuerte oposición.
Dicho servicios han obtenido grandes éxitos en el exterior, no sólo respecto a organizaciones del exilio, algunas de las cuales han podido estar muy infiltradas, sino llegando incluso a infiltrarse en diversos servicios de inteligencia estadounidenses, lo que, cuando se descubrió, causó enorme revuelo en Estados Unidos.
La segunda razón, sumamente importante, es la hábil explotación del independentismo nacional frente a la intervención exterior. El embargo, además, perjudica sobre todo a la mayoría de la población, y no tanto a la élite dirigente. España, en los años inmediatamente posteriores a la II Guerra Mundial, también atravesó una situación parecida (aunque más corta en el tiempo), cuando las potencias quisieron castigar al régimen de Franco, el cual, sin embargo, nunca llegó a conocer el grado de privaciones que sufre el pueblo cubano.
Así los componentes del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (verdadero centro del poder), hacen llegar a la opinión el mensaje de que el embargo representa el principal obstáculo para el desarrollo y bienestar de los cubanos, constituyendo –son sus palabras– una violación flagrante y sistemática de los derechos de todo un pueblo.
Los dirigentes del partido comunista y el gobierno acusan a los Estados Unidos de continuar ignorando las decisiones de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional, lo que reafirma las llamadas del partido a la voluntad de resistencia, siempre bajo la amenaza de la agresión exterior.