Para que luego digan que todo estaba claro

Asesinato de Kennedy: se confirma la “teoría de la conspiración”

A Kennedy no le mató sólo Oswald. Más precisamente: Oswald fue contratado con el fin de que la policía le detuviera, y ocultar así la existencia de un segundo tirador cuya pista sí podría conducir a los verdaderos inductores del crimen. Esta es la llamada “teoría de la conspiración”, que ahora acaba de encontrar un aval científico indiscutible. Dicho sea sin mirar a nadie.

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EMC
Lo han contado las grandes agencias este fin de semana. Un nuevo examen balístico, realizado con métodos modernos de cálculo estadístico y de análisis químico, demuestra que Lee H. Oswald, oficialmente considerado como el asesino del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, no era en realidad el único tirador que intervino en el suceso.

El estudio se ha publicado en la última edición de Annals of Applied Statistics (“Análisis de estadística aplicada”). Su principal autor, William Tobin, escribe: “Hemos demostrado que las pruebas mostradas por los expertos de entonces para eliminar la posibilidad de un segundo asesinato son fundamentalmente erróneas. Dada la importancia y las consecuencias del asesinato de Kennedy, es preciso que los cinco fragmentos de balas que se hallaron en Dallas, y sobre las que se basa la tesis oficial, sean de nuevo analizadas”.

La teoría de la conspiración

El asesinato del presidente Kennedy, perpetrado en noviembre de 1963, siempre ha sido objeto de grandes polémicas. Su supuesto autor, Lee Harvey Oswald, fue asesinado en un cuartel policial por el hampón Jack Ruby, el cual, a su vez, murió oficialmente de cáncer en 1967. Desde 1964, la “Comisión Warren” asentó la versión oficial de que sólo Oswald había tomado parte en el asesinato de Kennedy, que era la versión defendida por el FBI. Sin embargo, desde el primer momento se consideró inverosímil que en el corto espacio de dos segundos un sólo tirador pudiera realizar dos disparos desde dos ángulos tan distintos. Eso indicaba que Oswald podía haber sido un autor-cebo, contratado con la finalidad de que fuera detenido y, así, ocultar la identidad de los verdaderos autores del crimen.

Mucho más tarde, en 1979, se aceptó oficialmente que pudo haber una conspiración, pero se añadía que era imposible saber quiénes formaban parte de ella y con qué finalidad última. El actual informe balístico parece una confirmación decisiva de la “teoría de la conspiración”.

“Las conclusiones de nuestro análisis –dice Tobin- demuestran que los fragmentos de los proyectiles encontrados podrían provenir de, al menos, tres balas distintas. Si esos fragmentos pertenecen a tres balas distintas o más, eso quiere decir que es probable que fuera un segundo tirador el que acertó en el cuerpo del presidente”.

William Tobin ha dirigido el laboratorio de análisis de metales del FBI durante más de 20 años, analizando los indicios de grandes casos, como el ataque con explosivos en la ciudad de Oklahoma en 1995 y la explosión de un Boeing 747 de la TWA que sobrevolaba Long Island cubriendo un vuelo Nueva York-París.

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