Curzio Malatesta
Las afirmaciones del Primer Ministro británico en un discurso reciente defendiendo los 300 años de unión de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, como símbolo de que juntos se es más fuerte, demuestran, según Heffer, lo que un político puede llegar a hacer en un momento desesperado.
A lo que Mr Heffer se refiere, es que Gordon Brown ata con un discurso, lo que desata con las manos. Es como decir sí mientras se niega con la cabeza. O preguntar si se molesta, disculpándose, al mismo tiempo que se introduce un dedo en el ojo del prójimo…o de la nación.
Algunas cosas no se hacen más tolerables por decirlas más veces. Gordon Brown es escocés y gobierna a los ingleses, y algunos creen que esa es la causa de su discurso unionista y superbritánico: ser más papista que el Papa.
Sin embargo, según Simon Heffer, Brown es el segundo precursor más importante en ese proceso de desunión en el Reino de Isabel II. Grandes cantidades de impuestos pagados por los ingleses es invertido, sin explicaciones ni consulta previa, en Escocia, afirma con acritud Heffer.
El último insulto, continúa, es que los parlamentarios escoceses en la Cámara de los Comunes votan en asuntos que conciernen sólo a los ingleses.
Así mismo, el analista político del Telegraph, denuncia como el gobierno laborista traiciona el valor de la libertad de conciencia, imponiendo ideas ultraprogresistas como la experimentación con embriones.
Otra baza contra Brown y el laborismo es la inmigración incontrolada que se ha convertido en asunto de prioridad en el debate político en los últimos años en el Reino Unido, como en el resto de Europa.
¿Y España?
Ninguna similitud en cuanto a la relación entre los diferentes países unidos bajo la corona inglesa, y el problema regional español, cuyas semillas se plantaron en el siglo XIX en la tierra fértil de la desolación imperial y se incrementó en momentos concretos del siglo XX. Nuestro problema es diferente tanto en Euskadi como en Catalunya.
En cuanto a una minoría secesionista con representación parlamentaria decidiendo por la mayoría de los ciudadanos… ¿les suena? Eso no lo ha inventado nuestro presidente, pero que duda cabe que lo ha llevado hasta el colmo.
¿Y lo de hablar de España y el lugar de esta en el mundo mientras se hace todo lo posible por borrarla cultural y administrativamente? ¿Se acuerdan de la letra para el Himno? ¿Y de los halagos a Otegui? ¿Y las banderas de los ayuntamientos socialistas en Euskadi? ¿Y de los nuevos estatutos? ¿Y del halago al Islam y el insulto al Catolicismo?
La imposición en las conciencias de la que habla Heffer, los españoles también la conocen muy bien: de la tristemente célebre asignatura de adoctrinamiento a las posturas frente al aborto o la investigación con células madre.
En cuanto a la incompetencia en el trato del problema visible principal de Europa en nuestros tiempos, la inmigración masiva, no hacen falta más explicaciones: Zapatero ha continuado y empeorado la política que le precedió frente a este problema.
Así, cuando Zapatero nos habla de España, nos suena como a Heffer le suena Brown, hablando de Gran Bretaña.
