Las máscaras caen a toda velocidad

Chávez, mercader del secuestro

Los colombianos tenemos todo derecho a pensar, con base en fundamentadas evidencias, que los supuestos buenos oficios que ha interpuesto el Sr. Chávez para la liberación de ciertos secuestrados han sido producto del pago directo a las FARC en dólares estadounidenses que, a su vez, han servido para fortalecer militarmente a la guerrilla. No de otra manera se entiende la suma tan crecida de 300 millones de dólares que, según documentos incautados al narco-terrorista alias Raúl Reyes, Chávez entregó a la organización guerrillera.   Los documentos encontrados a Raúl Reyes Chávez se siente “inf

Compartir en:

PABLO VICTORIA (COLOMBIA)
 
Véase de la siguiente forma: la popularidad del gorila venezolano había venido decayendo en los últimos tiempos hasta verse frustrado el referendo que el año pasado convocó para instituir una constitución comunista en su país. Urgentemente necesitaba, pues, de un respiro político que le diera nuevo aliento a su proyecto bolivariano de expansión sobre el Continente. Dos fueron sus estrategias para conseguirlo: primero, posar de mediador para la liberación de secuestrados por la insurgencia comunista y así poder reclamar una cierta estatura continental y, segundo, ocasionar un conflicto con Colombia que uniera a su pueblo en torno a él y a su esfuerzo bélico. Todo dictador necesita de una guerra para convocar la solidaridad perdida. Es esto último tan evidente que cualquier persona en su sano juicio tendrá que preguntarse por qué la reacción suya frente a un problema que se circunscribía enteramente al Ecuador, pues fue en este último país donde Colombia violó el territorio para liquidar a un terrorista que durante años había derramado sangre inocente y depredado su territorio y para demostrarle al mundo cómo aquel país vecino era refugio de terroristas, consentido por su gobierno izquierdista.
 
La guerrilla no iba a liberar secuestrados sin nada a cambio, máxime cuando sus finanzas y estructura bélica habían sido seriamente vulneradas por las fuerzas del orden y la política del presidente Uribe. El canje por dinero fue la manera más fácil que Chávez encontró para resarcir su perdido prestigio tras el fiasco del niño de Clara Rojas y la cancelación de los planes de liberación que sobrevinieron. Fue por este motivo que se hizo urgente buscar una salida a la frustración y descrédito, y esa salida fue pagar por la liberación de los rehenes en poder de los terroristas.
 
Mucho dinero
 
Mírese bien: 300 millones de dólares, 125 de los cuales pagaron los 50 kilogramos de uranio para Irán y 175 millones para el tráfico de secuestrados. Operación redonda que iba a enmarcar el próximo encuentro de Tiro Fijo, Evo Morales y Rafael Correa con Hugo Chávez en la cumbre de los que las propias FARC llamaría “son todos patria o muerte con Chávez”, según los documentos encontrados, encuentro de bandidos que auspiciaría el reconocimiento internacional al grupo terrorista como “fuerza beligerante”. Es por esto que tampoco tienen mucho asidero las argumentaciones de Correa en el sentido de que la acción militar de Uribe dio al traste con la posible liberación de Ingrid Betancourt, pues ya los guerrilleros también habían dicho, según los mismos documentos incautados, que al liberar a Ingrid ellos se quedarían “sin carta que jugar”.
 
El hecho cierto es que tanto Chávez como Correa son los que se están quedando sin ella, pues la demanda ante la Corte Penal Internacional que ha anunciado Uribe contra el primero puede, perfectamente, cobijar al segundo, pues ambos son socios del mismo negocio de auxilio a terroristas y genocidas en sus respectivos territorios. Ambos se han movido al unísono contra Colombia y la amenazan moviendo tropas a la frontera; ambos comparten la ideología totalitaria, disfrazados de demócratas, y ambos simpatizan con las acciones guerreristas de Tiro Fijo para imponer en Colombia un régimen marxista. El minuto de silencio que el gorila venezolano consintió por la muerte del asesino dado de baja y el no reconocimiento del títere chavista a las FARC de ser una organización terrorista son muestras palpables de su simpatía por su causa.
 
No podemos llamarnos a engaño: Chávez negocia y paga y Correa trafica y negocia con las víctimas que en sus manos se convierten en simple moneda de cambio para los fines de desestabilización de todo un continente. Correa es un traficante de iniquidades. Chávez un mercader de secuestros. Ambos, dos mascarones de proa de unas ideologías fallidas.

Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

Compartir en:

¿Te ha gustado el artículo?

Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.

Quiero colaborar