El líder del Partido Democrático Progresista (PDP), Yu Shyi-kun, ha manifestado públicamente la intención de establecer una “República de Taiwán”, suprimiendo cualquier referencia a China, en contra de lo que defienden el Kuomintang y otros partidos opositores, lo que ha desatado una fuerte reacción en el continente. Yu dijo literalmente que si es elegido presidente en las elecciones de 2008, establecerá una “República de Taiwán”. Hizo este anuncio en el curso de la primera presentación organizada en Taipei por el PDP para sus cuatro aspirantes presidenciales: la actual vicepresidente Anette Lu, el ex primer ministro Hsieh, el actual primer ministro Su Tseng-chang y el mismo Yu.
Yu vaticinó que las elecciones presidenciales de 2008 serán una reñida batalla entre el PDP y el Kuomintang, ya que se dilucidarán asuntos de la máxima importancia para el futuro de Taiwán. Describiéndose a si mismo como el mejor candidato del PDP, Yu afirmó que de ser elegido presidente se dedicará a promover la redacción de “una constitución apropiada, propicia y viable para el país” y que buscaría el ingreso del país en la Organización de las Naciones Unidas bajo el nombre de Taiwán. Portavoces de China continental han reafirmado una vez más que la creación de una “República de Taiwán” conduciría al uso de la fuerza militar para impedirlo.
Referéndum por la independencia
El partido gobernante (PDP) está desplegando una intensa actividad en colaboración con el presidente, Chen Shui-bian, y el primer ministro, Su Tseng-chang, para promover la celebración simultánea de las próximas elecciones presidenciales con un referéndum para la independencia. Este último tiene por objeto arrinconar al principal partido opositor, el Kuomintang, desgastándole con acusaciones de toda índole, especialmente de irregularidades económicas, durante su larga estancia en el poder.
En Taiwán se está llevando a cabo una intensa campaña de “deschinización”, con la supresión de toda referencia a China en el nombre de entidades, empresas y organizaciones públicas, incluso con agravios a la memoria del generalísimo Chiang Kai-chek (por ejemplo, suprimiendo su nombre como denominación del principal aeropuerto de la isla). Se está creando una nueva memoria histórica destinada a alterar los acontecimientos de la historia de Taiwán desde 1949, lo que provoca una creciente irritación no sólo entre los miembros del Kuomintang, sino entre la población de mayor edad, exiliada del continente tras el final de la guerra civil en aquella fecha; un amplio sector de la población siempre opuesto al sistema comunista, pero que considera que Taiwán es parte irrenunciable de China.
El presidente interino del gobernante PDP, Trong Chai, y el secretario general del partido, Lin Chia-lung, han reiterado sus declaraciones de convocatoria conjunta de elecciones presidenciales y referéndum independentista. Para celebrar este último se requiere un mínimo de 830.000 firmas; sus promotores confían en reunir, en una primera etapa, 100.000 firmas antes del 20 de mayo.
Por su parte, el presidente honorario del influyente partido opositor Kuomintang, Lien Chan, acompañado de una importante delegación de su partido, ha viajado días pasados a China continental, visitando Shanghai y Nanking, y posteriormente Pekín, formalmente con motivo del foro económico y comercial que se ha celebrado los días 28 y 29 de abril. Pero el régimen de Pekín ha visto en esta visita mucho más que una actividad comercial. De hecho, Lien se ha entrevistado con el presidente de la República Popular, y máximo mandatario chino, Hu Jintao. A Lien le acompañaron nada menos que setenta diputados del Kuomintang. Es una reunión sin precedentes a ambos lados del estrecho de Taiwán, en un momento especialmente delicado.