Holanda: victoria de los identitarios

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El gran vencedor de los comicios holandeses es Geert Wilders y su Partido por la Libertad, PVV, que aún habiendo sufrido un boicot permanente, pasa de 9 escaños a 24, convirtiéndose en la tercera fuerza política de la nación, con un resultado no muy alejado de la derecha liberal, la cual se alza por primera vez como ganadora de unos, aunque por la mínima (VVD 31 escaños) con tan solo un escaño de ventaja respecto a la izquierda socialdemócrata (PvdA 30 escaños).

Si el éxito o la derrota se mide en el avance o retroceso de los votos, el gran derrotado es el primer ministro Jan Peter Balkenende y sus democristianos (CDA, 21 escaños), que pierden el apoyo popular y, de primera fuerza, pasan a ocupar el cuarto lugar con casi la mitad de los escaños obtenidos en 2006. Para la CDA, que se han sentado en la mayoría de gobiernos de Holanda desde la Segunda Guerra Mundial, el resultado es una autentica catástrofe. Al contrario de lo que ocurre en España, en Holanda sí se dimite, y Barkenende ya ha lo ha hecho públicamente: abandona dirección de su partido.
 
El electorado se ha cansado de la izquierda. El índice de participación ha alcanzado un 74%, pero lo que en España sería todo un éxito, para Holanda constituye la participación más baja desde 1998. Estos resultados parecen encaminados a dar lugar a sistema de coaliciones a la italiana: si la derecha liberal quiere gobernar, deberá pactar con la derecha-identitaria, en cuyo caso los “anti-mezquitas” ya han dejado claro que su principal objetivo es frenar el avance del Islam, y para eso exigen el fin de la inmigración musulmana y la prohibición de construir nuevas mezquitas. Wilders, su dirigente, se expresaba así : “Lo imposible ha ocurrido. Somos los grandes vencedores de hoy. Los holandeses eligieron más seguridad, menos delitos, menos inmigración y menos Islam”.
 
Los principales lideres ya toman posiciones, pese a que las rondas de conversaciones todavía no han comenzado: Rutter, el líder de los liberales no descarta gobernar con el Partido de la Libertad de Wilders. En el extremo contrario, Cohen, el líder de los socialdemócratas ya ha cerrado la puerta públicamente a un gobierno con Wilders, que se hizo mundialmente famoso por pedir la prohibición del Corán, por acusar a Mahoma de pederasta y por recoger el testigo del asesinado Pin Fortuny en la lucha contra la islamización de Holanda. El líder de la derecha-identitaria holandesa también es conocido por su famosa película Fitna, en la que denuncia los abusos del Islam.
 
Coaliciones a la izquierda. Tal es el otro escenario posible, el cual pasa por un gobierno de concentración aprovechando el avance de los verdes GroenLinks, que han conseguido 7 escaños, y los demócratas liberales (D66 3 escaños). En ese caso los liberales de derecha podrían formar gobierno con laboristas, verdes y demócratas (juntos tendrían 81 de los 150 escaños que componen la cámara holandesa)
Se trataría de una coalición trampa que daría la espalda a la realidad, olvidándose de los grandes problemas que hay en Holanda y que los holandeses han apoyado masivamente a Wilders para que los solucione. Dispondrían en tal caso de cuatro años para intentar convencer a la gente de que ellos también pueden traer las soluciones que propone Wilders. Algo así es lo que intentó Sarkosy en Franci,a apropiándose del discurso del Front National de Lepen. O, pasando a España, algo así es lo que intenta el actual alcalde de Vic apoderarse del mensaje de la pujante Plataforma para Cataluña de Anglada. El problema que tienen todos ellos, es que no basta con apropiarse del discurso. Luego hay que mantenerlo con en el trabajo del día a día, cosa que no están dispuesto a realizar, y cosa que catapultará de nuevo a Lepen en Francia, a Anglada en España y Wilders a la presidencia de Holanda en las siguientes elecciones.
Ha llegado el momento de los partidos identitarios, que como estrategia o destino van a ir creciéndose ante la adversidad. Crecerán su experiencia en la oposición, al mismo tiempo que crecerá el hastío de la gente con los partidos de siempre, que tan solo buscan el poder por el poder y carecen del menor ánimo de cambiar nada. Por toda Europa soplan nuevos tiempos y nuevas circunstancias: vientos y circunstancias que pondrán en el poder a partidos o sentimientos que llevan 30 años cocinándose ante el agotamiento de las ideas marxistas y las promesas incumplidas del capitalismo y el neoliberalismo.

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