El presidente de los Estados Unidos Barack Obama ha demostrado que la superioridad racial blanca no existe. Si comparamos a Obama con Zapatero, ¿quién ha demostrado tener más tino e inteligencia a la hora de desmarcarse de radicalidades sectarias? Sin duda, Obama.
La progresía europea ve a Barack Obama como a un dirigente de “izquierdas”, idea ésta totalmente incompresible para quienes hemos vivido años en Estados Unidos. Especialmente cuando oímos que el presidente estadounidense canta sus verdades a propios y extraños, algo no muy usual en las actuales clases políticas europeas.
En un reciente discurso pronunciado en Nueva York, en el foro de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, siglas en inglés), Obama les ha dicho a sus compatriotas de raza negra que no hay excusas para el fracaso, que la esclavitud y la desigualdad sufridas no justifican nada, ni eximen a los negros de su responsabilidad por conseguir un futuro mejor.
«Tenemos que decirles a nuestros hijos: sí, si eres afroamericano, las posibilidades de crecer entre la delincuencia y las bandas son mayores; sí, si vives en un barrio pobre, te enfrentarás a dificultades que algunos en los barrios residenciales ricos no tienen que sortear. Pero eso no son razones para tener malas notas, eso no son razones para faltar a clase o para abandonar los estudios. ¡Basta de excusas! Nadie ha escrito tu destino por ti. Tu destino está en tus manos. ¡No hay excusas!
»Para los padres, no basta con mandar a nuestros hijos a la escuela y luego abandonarlos cuando llegan a casa. Tenemos que aceptar nuestras responsabilidades. Eso quiere decir dejar un rato el videojuego y ayudar a tu hijo a hacer sus deberes. Leerles, protegerles y llevarlos a la cama a una hora razonable. ¡Dejad de decirles a vuestros hijos que, porque son de cierta raza [¡Atiza! Obama dice “raza” y no le pasa nada], hay cosas que siempre les estarán limitadas! ¡Quiero que vean un horizonte ilimitado!»
La NACCP es un lobby negro que mueve mucho dinero y que siempre ha utilizado el lenguaje racialmente victimista para presionar política y económicamente a su favor, al estilo de ciertos nacionalismos victimistas en Europa. El presidente norteamericano dijo que los negros tienen que dejar de mirar al Gobierno como su única fuente de recursos, con la ilusión de cobrar una deuda que el pueblo norteamericano cree ya haber pagado con creces.
Asumiendo la filosofía –«el Gobierno no es tu madre, el Gobierno no es tu padre»– defendida por el actor Bill Cosby, muy marginado por la NAACP, Obama afirmó que «el Gobierno por sí solo no va a conducir a nuestros hijos hacia la Tierra Prometida. […] El Gobierno tiene que ser una fuerza para ofrecer oportunidades, eso sí. El Gobierno tiene que ser una fuerza para fomentar la igualdad, eso sí. Pero, en última instancia, somos nosotros los que nos tenemos que labrar nuestro destino día a día».
«El dolor de la discriminación todavía se siente en Estados Unidos», reconoció Obama. Pero eso no justifica –añadió– que los padres negros abandonen a sus hijos (cerca del 70% de los niños negros no viven en familia) ni los condenen a la desesperanza o a desempeñar funciones secundarias.
«Quiero que aspiren a ser científicos e ingenieros, doctores y maestros, no sólo jugadores de baloncesto o raperos. Quiero que aspiren a ser jueces del Tribunal Supremo o presidentes de Estados Unidos», dijo el presidente negro.
Con estas declaraciones de Obama es de imaginar que la progresía europea debe estar rebajando la obamamanía que padeció el año pasado, manía que algunos no podíamos explicarnos y sólo nos quedaba sonreír discretamente ante tamaña ingenuidad.
¿Alguien imagina que Zapatero pudiera tener la inteligencia y el valor de dirigir un discurso de semejantes características ante nacionalistas vascos, catalanes o «republicanos rojos»? Impensable: el sectarismo es la denominación de origen del muy caucásico Presidente del Gobierno español.