Presenta "Historia de las Lenguas de Europa"

Rodríguez Adrados y esos fanáticos que persiguen al idioma español

Francisco Rodríguez Adrados, académico, catedrático, es un eminente filólogo y es, además, un batallador incansable en defensa de la lengua y la cultura españolas. Pocos se han significado tanto como él en dos combates simultáneos: la defensa del español frente a la presión política de los separatistas, y de las Humanidades clásicas contra el analfabetismo actual. Ahora ha publicado una obra monumental: Historia de las Lenguas de Europa, sobre esos indoeuropeos de los que todos venimos.

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Rodríguez Adrados (Salamanca 1922) es un espíritu libre. Y nunca ha ocultado su honda preocupación por la situación de la cultura y la educación en España. Se ha distinguido en el combate por reintroducir las Humanidades clásicas en el sistema de enseñanza, y ha defendido vigorosamente a la lengua española común –el castellano- contra las presiones de los separatistas que aspiran a desterrarla de sus regiones. Pero su principal objeto de investigación ha sido y es el origen de las lenguas europeas a partir del indoeuropeo, y ese es el tema de su libro: Historia de las lenguas de Europa, editado por Gredos.
 
El problema de las lenguas de España
 
Al hilo de la presentación de este libro, aunque cambiando de tercio, Francisco Rodríguez Adrados ha hecho a Europa Press unas declaraciones muy punzantes sobre la actual situación lingüística en España. El académico denuncia, ante todo, el retroceso del castellano por imposiciones políticas y el fomento artificial de las lenguas regionales. “El conflicto lingüístico –asegura- lo han creado solamente políticos que han iniciado una persecución sistemática del español”. Para el filólogo, hoy “se ha perdido bastante" la idea de España. Todas las grandes naciones se han construido a través de un "aglomerado". Y añade: "Diferencias siempre habrá, lo interesante es analizar, como ocurre en una pareja, si prevalecen las diferencias o las cosas en común".
 
El castellano –dice el filólogo- nunca se ha impuesto “por la espada”: fueron “razones políticas y culturales las que establecieron el castellano como español”. Respecto a las otras lenguas de España, la opinión de Rodríguez Adrados se dirige sobre todo a denunciar su imposición artificial por razones políticas. Respecto al catalán: antes del siglo XX era considerado como dialecto y fue Pompeu Fabra quien lo estableció por su cuenta como lengua; hoy, los nacionalistas catalanes “buscan imponer el catalán de Pompeu Fabra sobre las variantes de las Islas Baleares y Valencia, que son consideradas como lenguas. Un error notorio, ciertamente, puro fanatismo”. Y añade: "Pero a dónde van hoy los catalanes con su lengua fuera de Cataluña. La lengua sirve para comunicarse y entenderse". En cuanto al vasco, Rodríguez Adrados denuncia los esfuerzos para intentar que una lengua que era rural y minoritaria se convierta, mediante una “interpretación sesgada de la Constitución y con ayuda de toda clase de presiones, en una lengua única o al menos hegemónica”.
 
El origen común indoeuropeo
 
Respecto a la obra que acaba de presentar, esta Historia de las Lenguas de Europa (Ed. Gredos), su objetivo es "enterarnos de quiénes somos los europeos y por qué se parecen nuestras lenguas", según ha manifestado el autor a la agencia EFE. "Europa es muy anterior a su unión política; es, ante todo, una creación cultural a partir de los griegos, y sobre la base de una herencia común indoeuropea que lingüísticamente nos emparenta con la India y el actual Irán".
 
A partir de esa base, lo que hace Rodríguez Adrados es reconstruir la historia de las lenguas indoeuropeas de Europa, ver cómo empezó y cómo se produjo la unificación lingüística, cómo se acercaron las lenguas y cómo se influyeron unas a otras. "Nuestras lenguas se parecen por esta base común indoeuropea, pero no sólo por eso -explica-, pues a excepción de las tres grandes lenguas de familias distintas, el vasco, el húngaro y el finlandés, que también se han aproximado, las lenguas en Europa se han ido acercando en una creación lingüística y cultural que parte de orígenes no sólo europeos".
 
Adrados sitúa la llegada a Europa -y a distintos lugares de Asia- de las lenguas indoeuropeas hacia el año 5.000 a.C., fecha en que arribaron también avanzadas de lenguas fino-ugrias. Así pues, el hombre europeo más antiguo hablaba otras lenguas, y "tal vez el vasco fuera una de ellas", dice, pero cree más probable que éste llegara de fuera por esas fechas. "Nuestras lenguas indoeuropeas actuales vienen de oleadas a partir del 3.000 a.C., que penetraron desde Ucrania y los Balcanes y la llanura oriental europea", señala.
 
A partir del 2.000 a.C. el indoeuropeo se extendió por Grecia, y desde el primer milenio a.C. por Italia, el centro y oeste de Europa y España (lenguas itálicas, célticas, germánicas). Más tarde se añadieron las bálticas y las eslavas o lenguas menores como el ilirio, apunta, para constatar cómo las lenguas "eran varias y diversas" y no hubo nunca una lengua europea base de todas las posteriores.
 
"Pero desde los griegos para acá hay unas tendencias unificadoras, que podemos llamar culturales, y que se mantienen vivas, ya que hoy día no sólo buscamos en el inglés -según Adrados-, sino que cientos de palabras en la ciencia y la técnica se sacan del griego". Los griegos trajeron el alfabeto con miles y miles de palabras, y todos esos elementos iniciales y finales -como la "a" o "an" de negación (a-moral, an-alfabeto), los "bio", "peri", "geo", "hiper", "sis" o "ma".. (de hipóte-sis o de fone-ma), etc., todo eso llegó a Europa, luego al latín, y recibieron influencias recíprocas: decimos "supermercado", que es latín, pero también "hipermercado", que es griego, pone como ejemplo.
 
Adrados hace hincapié en que el indoeuropeo, con su matriz en las llanuras de Asia, es "un sistema en evolución con etapas cronológicas y locales", una herencia común que comprobamos en nombres del parentesco, la agricultura o los animales, como el buey, la gallina o el cerdo, como el toro, el lobo o el oso. Y para describir cómo se ha creado esa "evolución lingüística", a través del tiempo, el espacio y el mundo cultural, ha repasado corrientes, contracorrientes y préstamos recíprocos de palabras señalando las tendencias unificadoras.
 
Del indoeuropeo viene el vocabulario de base, verbos como tejer o arar, pero el vocabulario cultural "para lo abstracto" viene del griego, del latín y luego de unas lenguas influyéndose entre sí, por eso decimos "hotel", un término del latín que pasó por el francés. "Desde la Edad Media usamos palabras del francés, del italiano y actualmente del inglés; las lenguas antiguas entraron en Italia o en España a través del francés, del provenzal, del árabe... y hay muchísimas palabras griegas que nos llegan a través del árabe".

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