Éric Zemmour: Marx hizo un análisis brillante y profético del capitalismo que al extenderse por el mundo destruye todas las estructuras tradicionales. Ahí no hay nada que objetar. Además, como todos los doctos de la época, Marx mostraba su sentido del estilo cuando denunciaba las “aguas heladas del cálculo egoísta”. No hay que pasar por alto a Charles Maurras. Es interesante como crítico de su tiempo, de la Tercera República, abúlica, ingobernada e ingobernable. El general de Gaulle le debe mucho, especialmente su análisis de la Francia sola que, a mi juicio, marcó la última etapa de su mandato presidencial. Efectivamente, los desafíos actuales nos acercan más a Marx que a Maurras, aun cuando la cuestión de la soberanía nacional siga siendo esencial, si bien en un contexto totalmente distinto. La división derecha-izquierda se está evaporando al contacto con la mundialización y ahora nos encontramos con la separación del balcón y de la plaza, que era la propia de las pequeñas ciudades italianas antes de la instauración del conflicto derecha-izquierda nacido de la Revolución francesa. La novedad consiste en que los ciudadanos que están en la plaza no pueden pretender subirse al balcón. Éste se encuentra ahora en Nueva York, Singapur o Shanghai. Como el millonario americano Warren Buffet, que ha tenido la franqueza de reconocerlo, yo también creo que estamos viviendo una nueva lucha de clases y que los ricos están ganándola. La situación es aún más alarmante porque en Francia la lucha de clases económica se suma a una lucha étnica. La división geográfica entre inmigrantes recién llegados, inmigrantes más antiguos y franceses de pura cepa es la consecuencia de una separación cultural, incluso de civilización, que está ocurriendo dentro de nuestras fronteras. Los dos conflictos se imbrican y se hacen explosivos.
Continuación de la entrevista de Alain de Benoist con Éric Zemmour
Del 68 a "Charlie", el final de un ciclo (II)
"Algo se mueve en el país. […] Si ha habido un suicidio francés, también ha habido una fascinación de los franceses por sus asesinos. Estoy convencido de que esa fascinación se ha roto. Los franceses se han liberado de sus ataduras, de la causa de su melancolía y de su sufrimiento. Comprenden que se han entregado a traidores."
Éric Zemmour: Marx hizo un análisis brillante y profético del capitalismo que al extenderse por el mundo destruye todas las estructuras tradicionales. Ahí no hay nada que objetar. Además, como todos los doctos de la época, Marx mostraba su sentido del estilo cuando denunciaba las “aguas heladas del cálculo egoísta”. No hay que pasar por alto a Charles Maurras. Es interesante como crítico de su tiempo, de la Tercera República, abúlica, ingobernada e ingobernable. El general de Gaulle le debe mucho, especialmente su análisis de la Francia sola que, a mi juicio, marcó la última etapa de su mandato presidencial. Efectivamente, los desafíos actuales nos acercan más a Marx que a Maurras, aun cuando la cuestión de la soberanía nacional siga siendo esencial, si bien en un contexto totalmente distinto. La división derecha-izquierda se está evaporando al contacto con la mundialización y ahora nos encontramos con la separación del balcón y de la plaza, que era la propia de las pequeñas ciudades italianas antes de la instauración del conflicto derecha-izquierda nacido de la Revolución francesa. La novedad consiste en que los ciudadanos que están en la plaza no pueden pretender subirse al balcón. Éste se encuentra ahora en Nueva York, Singapur o Shanghai. Como el millonario americano Warren Buffet, que ha tenido la franqueza de reconocerlo, yo también creo que estamos viviendo una nueva lucha de clases y que los ricos están ganándola. La situación es aún más alarmante porque en Francia la lucha de clases económica se suma a una lucha étnica. La división geográfica entre inmigrantes recién llegados, inmigrantes más antiguos y franceses de pura cepa es la consecuencia de una separación cultural, incluso de civilización, que está ocurriendo dentro de nuestras fronteras. Los dos conflictos se imbrican y se hacen explosivos.
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