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Ayanta Barilli: Coronavirus, futuro, sexo y literatura

Inauguramos con esta entrevista a la escritora y locutora Ayanta Barilli las nuevas "ENTREVISTAS MANIFIESTAS" en las que charlaremos con personajes relevantes de nuestra vida cultural, intelectual, artística y política que se irán uniendo semanalmente.

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¿Cómo está llevando Ayanta esta situación, con la Plaga de por medio en nuestras vidas?

Imagino que como casi todo el mundo... ¿no? Con momentos de desesperación y preocupación y otros momentos de asombro frente a una situación completamente imprevista que se está gestionando improvisadamente… No la habíamos vivido anteriormente y tanto España como el resto de países han avanzado por un camino desconocido que genera inseguridad, miedo y paranoia social. Yo no me suelo preocupar por cuestiones relacionadas con la salud, soy bastante tranquila y por el momento me sigo sintiendo tranquila, para nada estoy sufriendo un proceso hipocondriaco, pero estoy inquieta por las consecuencias personales que sufro con una familia situada entre dos países.

¿Cómo se encuentra tu familia?

La mitad de mi familia se encuentra en Italia, también mi hijo. No saber cuándo vas a poder viajar a verlos y estar sometida a esa gran incertidumbre genera psicológicamente una montaña rusa. Pero esta situación es también un aprendizaje, un viaje y me ha sensibilizado ante ciertas situaciones que leo en los periódicos. Al fin y al cabo somos unos privilegiados, incluso con esta pandemia… Otros lugares han vivido esa brecha de familias divididas entre varios países. Pero bueno, esto acabará. Tendrá un fín… Acabará en un tratamiento eficaz y con una vacuna, pero estos meses son complicados.

¿Crees que se impondrá la dependencia social hacia las nuevas tecnologías y el mundo digital? ¿Qué ocurrirá en el sector cultural y literario: se impondrá finalmente el libro digital? ¿Y en el campo afectivo y sexual?

Hace un tiempo ya se hablaba de la sustitución del libro de papel por el digital y no ha sido así. El libro digital supone, hasta el momento, un porcentaje mínimo en las ventas. No se ha dado eso que preconizaban, el lector sigue siendo aficionado al papel. Esto es curioso, las cosas no son nunca una ecuación perfecta y esto lo demuestra. Desde luego, en esta época de confinamiento se ha vendido más libro digital… pero tampoco tanto. Donde realmente ha habido una fuerte subida ha sido en el audiolibro, una forma diferente de acercarse a las historias en un mundo con, cada vez, menos tiempo para leer. Es otra manera de difundir la literatura. Aquello tampoco se esperaba, y por ello vuelvo a la idea inicial de que la vida no es una ecuación perfecta; yo no me atrevo a opinar.

Respecto al tema de las relaciones, es obvio que estas semanas sin contacto personal y sin abrazos, hemos pasado a utilizar las pantallas como forma de comunicación. Es un alivio relativo, pues tras pasar un tiempo comunicándote vía digital con amigos, cuando cuelgas, te queda una sensación de vacío enorme al ver una pantalla en negro. Pero ciertamente es un pequeño alivio por la apariencia de cercanía. Personalmente he acabado incluyéndome más y más porque no me complace, me irrita, me cansa… no es mi forma de relacionarse. No puedo hacerlo constantemente. No creo ser la única. Sigo pensando que los seres humanos preferimos relacionarnos de una forma física y cercana, esto es tan sólo un subterfugio para resolver una situación compleja. No creo que vaya a sustituir las relaciones humanas… o al menos, a mí.

Cuando he ido a la radio a trabajar, ha sido una sensación bastante desagradable, pues el equipo ha sido reducido al mínimo, los micrófonos han sido envueltos en plástico… en fin, las medidas que se han puesto para reducir riesgos. Esto me produce un desgaste tremendo… El resultado es el mejor posible, pero no es lo mismo poder entrevistar a un escritor al que tienes al lado que hacerlo por teléfono.

Respecto a las parejas, al amor... el sexo evidentemente en estos días se ha convertido en virtual… y eso puede pasar una vez o dos, pero desde luego de forma puntual, como un juego erótico. Con esta experiencia, he corroborado que prefiero no relacionarme sexualmente que relacionarme de manera virtual. Una vez puntualmente sí, y ya está.

¿Cómo adivinas el futuro en la cultura, cómo será el retorno a espacios de cine o teatro?

Estoy bastante cansada de que todo se convierta en algo opinable. Yo no sé nada, no tengo una opinión sobre la mayor parte de las cosas que ocurren y menos sobre una pandemia… No lo saben ni los que nos gobiernan, imagínate yo. Lo único que sé es que esto es un varapalo para todos los sectores, y no puedo estimar cuándo se va a recuperar el pulso del teatro, los libros, las editoriales… pero volveremos a lo de antes, de eso estoy segura. No es la primera situación de este tipo, creo que ha habido situaciones más graves que ésta en el pasado histórico como la gripe española, la peste… y no teníamos ni los avances científicos de ahora ni el sistema sanitario. Saldremos de aquí.

Ayanta Barilli se mueve entre Instagram y otras plataformas… Ahora también vemos a Dragó constantemente en Twitter ¿Necesita el escritor de hoy promocionarse en redes? ¿Crees que las redes sociales y las opiniones externas pueden llegar a condicionar la obra de un escritor?

Pertenece a una decisión personal. Creo que es importante para las editoriales, para las ventas, pero creo que el escritor no es un vendedor de libros. El escritor los escribe y la editorial los vende, pero no deja de ser una ventanita hacia el exterior que ayuda a la repercusión y la promoción. Entiendo que haya escritores que decidan no gastar ni un segundo de su tiempo en seguir las redes y que haya otros a los que les encante estar en contacto con sus lectores. Por ejemplo, mi padre ha estado toda la vida despotricando contra las redes sociales y de pronto ha descubierto que puede explayarse por esa vía y le divierte. El tweet es una forma suya de escribir un haiku o un aforismo. Mi actitud con las redes es muy pausada, las tengo, sí, cuelgo cosas y entro más a menudo en épocas de promoción porque entiendo que es una ayuda para las editoriales y agradezco cuando me dicen cosas bonitas, pero no tengo ningún enganche.

¿Cómo ves el futuro de la radio? ¿Crees que el podcast copará el espacio radiofónico?

La radio en España es muy seguida. Tiene un número de oyentes muy amplio y además son fieles. Hay personas que se levantan y se acuestan con la radio. Eso sigue ahí. Evidentemente ahora hay un menú a la carta que tiene mucho éxito y funciona muy bien. La radio tiene algo muy evocador que es conocer los matices de la voz de la persona que habla. Las personas que me escuchan saben si yo esa noche estoy triste o no; se dan cuenta de ello por mucho que una trate de ser lo más profesional posible. Sigue siendo una forma de comunicación que no necesita de la imagen. Da mayor espacio a la imaginación. Por eso me gusta tanto.

Te vemos desde hace unas semanas inmersa en el nuevo proyecto de “Diarios personales” en La Retaguardia, publicación recientemente fundada por Dragó. ¿Cómo nació la idea? ¿Cuánto hay de literatura y cuánto hay de realidad?

Mi padre comenzó el proyecto de La Retaguardia al finalizar su colaboración en El Mundo sin ningún presupuesto. Es totalmente un proyecto por amor al arte que necesitará encontrar financiación para poder ser sostenido en el tiempo. Me preguntó si yo podía colaborar de alguna manera y en ese momento yo había empezado a escribir un diario que pretendía ser personal, sin ninguna idea de ser publicado ni nada, sólo unas pequeñas líneas por liberarme y por dejar una crónica para el futuro por si me pudiera servir para alguna novela o algo. Cuando se lo envié, mi padre se entusiasmó con este diario que escribo a vuelapluma y en papel como algo inmediato y fresco, algo que pertenezca a unos diarios, nada más. Muestra mi realidad, muestra lo que le sucede a Ayanta, pero tiene un toque fantástico: es lo que sucede en la tierra y lo que sucede en el cielo de mi imaginación.

¿Ha cambiado Ayanta como escritora antes y después del Premio Planeta?

Evidentemente, sí. Un mar violeta oscuro es mi primera novela. Antes había escrito guiones de radio, artículos y el libro con Dragó de Pacto de Sangre, pero nunca me había adentrado en una novela. Me ha llevado cinco años escribir Un mar violeta oscuro y con ella he ido aprendiendo el oficio de novelista, que es muy diferente. Ha sido una experiencia de aprendizaje tanto literaria como personalmente pues entre el inicio y el final, muchas cosas acaban en mi vida. Si a esto le añades recibir el Premio Planeta, con la gran visibilidad que ello conlleva, es realmente un antes y un después. Es, ciertamente, un precipicio.

La mayoría de tus libros recogen una parte autobiográfica de ti ¿Seguirá siendo así? ¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?

Escribir una novela es un proceso personal que va progresando en paralelo a tu propia vida. El componente autobiográfico está siempre presente en todo lo que hago. No tengo pudor ni miedo a contar lo que pienso, a veces lo puedo maquillar si hay terceras personas implicadas, pero el componente personal impregna todo lo que hago, incluso mi programa de radio, donde es Ayanta la que charla con los oyentes, no hay corrección, hablo desde dentro de mí. No sé hacerlo de otra manera.

Tu libro recoge algunos poemas que tu madre Caterina escribía. ¿Te atreves con la poesía? ¿Se ve Ayanta anclada a escribir novela o le gustaría indagar en otros géneros?

No, no, no creo que tenga ningún talento poético. Lo descarto. Me veréis en la prosa, pero tampoco me imagino escribiendo ensayo. Tengo claro que lo mío son las historias, el cuento y la novela.

Tu última obra reivindica el valor de tres generaciones de mujeres en una misma familia. Muchos han hablado de ella como una novela feminista. ¿Qué es el feminismo para Ayanta Barilli? ¿Te sientes identificada con los movimientos del 8-M?

El feminismo me parece algo fundamental en una sociedad como la nuestra que necesita avanzar y está en ello. Y desde luego en otros lugares del mundo. Considero que en muchas partes de nuestro planeta la mujer sufre una exclusión y violencia que me hace no entender cómo alguien no puede apoyarlo. Ahora bien, el feminismo no es único. Hay diversas corrientes dentro de él y, desde luego, no estoy de acuerdo con todas. 

Te escuché decir: "Mi novela va de mujeres que se relatan a ellas mismas, pero también es un canto a la reconciliación entre hombres y mujeres, totalmente necesario" ¿A qué te refieres cuando dices reconciliación? ¿Se ha roto la relación hombre-mujer?

Desde luego, el feminismo no debe convertirse en un espacio de guerra entre hombres y mujeres, y quien así lo diga, quien lo manifieste de esa forma, es porque está convirtiéndolo en un espacio ideologizado y político cuando el feminismo en sí es un tema social. Desde luego hay que llevarlo a terreno legislativo y emprender acciones desde las instituciones, pero no contaminarlo de los debates de éstas. En Un mar violeta oscuro profundizo en las relaciones de cuatro mujeres y su relación con los hombres y su voluntad de encontrar el amor y constituir una unión de pareja.

Sé que Ayanta huye de la política y los compartimentos… ¿Es posible vivir hoy una vida alejada de los ismos y de las siglas? ¿Cuál es tu relación con la política?

España tiende a categorizar a las personas en compartimentos ideológicos. Algunos ya te sitúan políticamente en determinado espacio por el hecho de trabajar en un determinado medio o por ser hija de mi padre, o por ser mujer, por ser actor o por cualquier razón. No me gusta hablar de política porque me enseñaron que hablar de ella es una descortesía. Ya hablan todos de política… Yo voto, tengo mis ideas, pero me parece irrelevante. A nadie le importa lo que yo vote, de igual modo que a mi no me importa lo que otros voten. Yo no me voy a hacer una idea de lo que tú eres según tu signo político. Yo tengo amigos en todas partes.

Últimamente se habla mucho de SI es SI, del NO es NO, se cuestiona la liberación sexual de la mujer en los 60… ¿Se está politizando el amor y las relaciones? ¿Cree Ayanta que se está legislando desde el Estado sobre nuestra vida privada?

El mecanismo ideológico no deja de ser ruido que tapa el discurso principal, me parece evidente. Por otra parte, es necesario que las leyes protejan a las personas desfavorecidas y que haya una plena actuación legislativa respecto a temas que sacuden nuestra sociedad.

Tu padre siempre te ha animado a escribir. ¿Hace lo mismo Ayanta con sus hijos? ¿Habrá una saga Dragó?

Bueno, la saga Dragó ya existe. Mi abuelo era escritor y periodista, pero murió muy tempranamente. Hay una tradición de escritura y periodismo en mi familia que se remonta a generaciones atrás. No sé, mis hijos son muy jóvenes y yo a su edad no tenía tan claro que acabaría escribiendo. Quizás sí se lance a ello porque han heredado esa necesidad creativa que, al final, se canaliza por diferentes medios. Ellos también tienen ese lado lunático y artístico de la familia.

¿Hay una voz literaria compartida entre Fernando y su hija?

Evidentemente la hay. Tenemos estilos diferentes, pero soy su hija, he estado muy cerca de mi padre en toda su vida literaria, desde su Gárgoris y Habidis, no sólo leyéndolos sino compartiendo todo el proceso creativo. A mí misma me sorprende en ocasiones, porque un escritor nunca sabe, son otros los que te dicen qué similitudes encuentran, pero por ejemplo Un mar violeta oscuro tiene una estrecha relación con la obra Camino del Corazón de mi padre. Son dos novelas autobiográficas que ahondan en uno mismo. Hay algunos pasajes que él escribió y que yo después, de otra manera, he escrito sin darme cuenta. Somos diferentes, pero indudablemente, complementarios.

Te escuché decir en una ocasión que hemos venido a a vida a leernos… ¿En qué libro se lee Ayanta a sí misma?

Sí, hemos venido a leernos tanto desde la escritura como desde la lectura de otros autores. Me he pasado la vida buscando respuestas en otros autores e intentando llegar a ese ''conócete a ti mismo’’, respuestas que te ayuden, te consuelen, te identifiquen y aporten algo a tu crecimiento personal.

Guardo un recuerdo muy apasionado de una etapa juvenil en la que devoraba a los clásicos: Flaubert, Tolstoi, Dostoievski, Maupassant… Casi me interesaba más lo que pasaba en aquellas novelas que lo que sucedía en mi propia vida. Era vivir la vida de los otros, huir de uno mismo para reencontrarse después. Luego, según he ido creciendo me he ido acercando a la literatura actual, donde creo que, desde hace algunos años, vivimos un momento interesantísimo. No considero que haya crisis del libro, creo que se publican libros interesantísimos y ahora mismo estoy aguardando con impaciencia las siguientes obras de algunos nombres como Ian McEwan, Trapiello, Luis Landero… El problema es que una, al final, no tiene tiempo de leer todo lo bueno que se publica. Es imposible abordarlo todo.

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