El apoyo financiero que recibirá España permitirá sanear las cuentas de los bancos. Las cantidades recibidas sólo irán dirigidas a las entidades financieras, y tratarán de resolver los problemas económicos del sistema bancario español, pero…
Las condiciones del rescate todavía son un enigma. No sabemos la cantidad a recibir (aunque existe un tope de 100.000.000.000€), las condiciones que se impondrán a los bancos, las garantías que tendremos que aportar, el plazo de devolución, etc.
Esta enorme cantidad la solicita el Estado, la distribuye el Estado y se la quedan los bancos. Es decir, que es también el Estado el que la tendrá que devolver. Esto supone convertir la deuda privada de los bancos en deuda pública. Por tanto, ni el ministro De Guindos puede creerse que no habrán condiciones. Los países intervenidos han despedido masivamente funcionarios, han privatizado los servicios sociales, han subido exageradamente los impuestos, y siguen sin tener muy claro cuándo podrán devolver todo lo recibido.
También es falso que esta medida haya evitado la intervención, pues España lleva ya tiempo indirectamente intervenida, y el mismo rescate lo prueba. La subida de la edad de jubilación, la reforma laboral o los recortes en educación y sanidad son una muestra. Y, ahora, no cabe duda de que la intervención será todavía mayor: podemos esperar grandes subidas del IVA, recorte en las pensiones, despidos de funcionarios, reducción de las prestaciones por desempleo y agresiones similares que sólo empeorarán la actual situación de emergencia social.
Y además, siendo los bancos los que reciben el dinero y teniendo en cuenta la falta de recursos del Estado, es previsible que el mismo Gobierno tenga que pedir dinero a los bancos, esos mismos que ha rescatado y cuyas deudas pagaremos todos, entrando así en un círculo vicioso que sólo sirve para alimentar el mismo sistema que nos ha llevado hasta aquí. Y que, tal vez, podría llevarnos a un segundo rescate, esta vez no de los bancos, sino de todo el Estado.
¿No es irónico que los mismos que nos han arruinado y destruido nuestros trabajos sean rescatados a costa de nuestros servicios sociales y nuestros impuestos?
Y esto sólo acaba de empezar…
En fin, lo que el ministro De Guindos realmente quería decir es:
¡MANOS ARRIBA, esto es un rescate!