A veces se quitan la careta. A veces dicen la verdad. A veces reconocen su abyección. No les apena, no conocen la culpa, todo les resbala. Sonríen. El último hombre sonríe y dice "Nosotros hemos inventado la felicidad".
Veamos algunas de las perlas con las que sonrió el filántropo:
♦ "Lo que hago es tan sólo ganar dinero. Yo no puedo y no voy a mirar las consecuencias sociales de lo que hago."
♦ "No me siento culpable de estar involucrado en actividades inmorales, unas actividades en las que no cabe la culpa."
♦ "—[Durante la ocupación nazi de Hungría] usted, que es judío, pero se hacía pasar por cristiano, confiscó propiedades a los judíos, ¿verdad?
—Sí, en efecto.
—¿Fue difícil hacerlo?
—No, para nada.
—¿Ningún sentimiento de culpa?
—No."
Rezuma en tales frases toda la esencia del Capitalismo. Sí, del Capitalismo... Porque éste no se confunde en absoluto (salvo para los comunistas) con la Propiedad y el Mercado. Hay que acabar con el Capitalismo, sí... pero para colocar en el lugar que les corresponde —y que es importante, pero no el centro del mundo— la Propiedad y el Mercado. El día en que ello se entienda se habrá acabado con progres y rojos.
Y como colofón, esta noticia difundida
hoy a través de Internet y las Redes
Sociales. En ningún medio del
Sistema la hemos visto publicada
Edición de Javier Ruiz Portella
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